Por Luis Miguel Romero
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El tema de la transexualidad femenina ha sido abordado en el cine desde la década de los 1950s del siglo pasado, pero aún en la década de los 1980s, tocar estos temas todavía era poco habitual, arriesgado y censurado. En esta época donde aún el tema era un tabú, se realizó una extraordinaria película, un thriller de horror dirigido por el gran Brian de Palma. La película que se reseña a continuación en este espacio de #CineLGBT+, tiene como figura central a una mujer trans, en este caso, a una villana, una asesina serial sin escrúpulos. Se trata de la cinta clásica “Dressed to Kill”.
“Dressed to Kill” (en español “Vestida para matar”), es una película estadounidense estrenada en 1980. Como se mencionó en las primeras líneas, fue dirigida por Brian de Palma y estelarizada por Michael Caine, Nancy Allen y Angie Dickinson. La trama de la película es la siguiente:
Kate Miller (Angie Dickinson), una mujer sexualmente frustrada, asiste a terapias psicológicas con el Dr. Robert Elliot (Michael Caine), a quién intenta seducir, sin éxito, en una de sus sesiones. Eventualmente, la mujer asiste a una exposición de arte en el Museo Metropolitano de Arte, donde coquetea con un hombre. Ambos terminan teniendo sexo en el apartamento de él.
A la mañana siguiente, la mujer descubre una nota donde se afirma que el hombre tiene sífilis y gonorrea. Aterrada, sale corriendo del apartamento, pero regresa al olvidar su anillo de bodas. Al tomar el ascensor, Kate es atacada por una misteriosa mujer rubia y alta, que porta una gafas de sol. La misteriosa mujer apuñala repetidamente a Kate, asesinándola. Antes de que la asesina escape, el ascensor es tomado por Liz Blake (Nancy Allen), una prostituta de lujo, quién intenta auxiliar a Kate. Liz alcanza a ver por un espejo a la misteriosa asesina huir.
Mientras tanto, el Dr. Elliot recibe en la contestadora de su consultorio, mensajes de una mujer llamada Bobbi, una paciente transgénero. Ambos discuten, pues supuestamente Elliot se niega a firmar unos papeles que avalen la cirugía de reasignación de género de la mujer.
Por su parte, Liz acude a la policía, pero debido a su oficio de trabajadora sexual, desestiman su testimonio. Liz se asocia con un detective privado y comienza a investigar el asesinato. Liz comienza a indagar al Dr. Elliot y a sus pacientes, pues sabe que Kate era paciente del médico. Sin embargo, Liz termina convirtiéndose en el objetivo de la misteriosa asesina, que resulta no ser otra más que Bobbi. El giro que toma la investigación de Kate, se torna inesperado...
La película fue un enorme éxito de taquilla tras su estreno. Brian de Palma reveló más tarde que quería a la actriz noruega Liv Ullman para el rol de Kate, pero esta se negó debido a la violencia del argumento. Para el rol del Dr. Elliot, se tenía contemplado originalmente a Sean Connery.
El asesinato de Kate en el ascensor, ha sido calificado como una de las mejores escenas de un asesinato en el cine, y tiene claras referencias a la cinta “Psycho” de Alfred Hitchcock. Otro detalle curioso: La actriz Angie Dickinson se negó a desnudarse en la escena donde tiene sexo con un desconocido, previa al asesinato del su personaje. Entonces, la actriz fue doblada por Victoria Lynn Johnson, modelo erótica de “Pent”.
La película fue elogiada por la crítica por su estilo sobrio y escenas elegantes. La escena del museo, donde Kate coquetea con el desconocido, ha sido considerada como la mejor de la película. Además, la cinta mantiene un ritmo constante de suspenso e intriga que atrapa al espectador. La actriz Nancy Allen obtuvo una nominación al Golden Globe como nueva estrella del año. Paradójicamente, también fue nominada al Golden Raspberry como Peor actriz. El crítico David Denby, dijo que la película es una de las primeras grandes cintas que inauguraron la década de los 1980s.
Obviamente la controversia también estuvo presente. En algunos países censuraron un par de escenas por su violencia extrema. Organizaciones feministas protestaron por la explotación que la película hace sobre la violencia hacia la mujer como una forma de entretenimiento. Algunos grupos defensores de los derechos de la comunidad LGBT+, específicamente de la comunidad trans, también protestaron, reclamando que la película retrata a la transexualidad como algo peligroso, y que el hecho de que la asesina sea una mujer trans, perpetúa la idea general de que las personas trans son enfermas mentales. De hecho, la cinta es analizada dentro del documental “Disclosure: Trans Lives on Screen” (2020), en donde se expone justamente su rol ambiguo hacia la comunidad trans en los medios.
Dejando de lado las controversias y temas de índole social y sexodiverso, lo cierto es que “Dressed to Kill” ya es un clásico del cine de suspenso y del Cine Queer de todos los tiempos y que, es mejor apreciar sin juzgarla, considerándola simplemente una historia de ficción creada con el fin de entretener.
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