Por Luis Miguel Romero
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No hay más que investigar ni refutar. Mujeres bellísimas y grandes actrices han desfilado por el firmamento artístico mexicano, sobre todo en lo que conocemos como la Época de Oro del Cine Mexicano, allá por los años 1940’s y 1950’s. Pero las ÚNICAS dos que realmente podemos considerar como Divas, en toda la extensión de la palabra (busquen el significado de “Diva” para que vean a lo que me refiero) son Dolores del Río (1904-1983) y María Félix (1914-2002).
Resulta digno de destacar que México haya podido aportar al maravilloso mundo del celuloide a dos especímenes femeninos tan bellos, fascinantes y deslumbrantes. Lo más interesante es que, con carreras y personalidades diametralmente opuestas, ambas mujeres pudieron coincidir en espacio y tiempo y compartir el peldaño más alto entre las estrellas del firmamento artístico nacional.
Era inevitable entonces que las comparaciones surgieran entre una y otra. El público se dividió en dos grupos: los defensores acérrimos de La Doña, que la defendían a capa y espada exaltando su belleza, altivez y fuerte personalidad, y los seguidores de Lolita, que exaltaban su elegancia, majestad y garbo. Ambos grupos por supuesto, denostaban a la rival. Antes que Verónica Castro y Lucía Méndez o que Paulina Rubio y Thalía (guardando obviamente la distancia en cuanto a época, medio y categoría), la prensa y el público se dieron vuelo en la rivalidad entre Dolores y María. ¿Cómo surgió esta “rivalidad”? ¿Existió realmente? Aquí te numeramos una lista de detalles que tal vez no conozcas sobre esta guerra campal entre dos diosas del Séptimo Arte.
María Félix debuta en el cine mexicano en 1942. Dolores lo hace un año después, luego de una larga e importante carrera en Hollywood. Así que prácticamente ambas irrumpieron al mismo tiempo en la escena fílmica nacional. Se dice que fue un anuncio de un cosmético en un espectacular en una importante avenida de la Ciudad de México lo que desató las comparaciones. La publicidad contenía las fotos de ambas estrellas y una frase que decía más o menos así:
“Con el saludo de las dos mujeres más bellas de México”.
Fue en 1945 cuando ambas mujeres se vieron involucradas por primera vez. Un error de mensajero envió a María un guion de cine que era para Dolores y viceversa. María filmó "Vértigo", una historia sobre una mujer madura enamorada de su yerno (historia óptima para Lolita dada su edad y personalidad) y Dolores filmó "La selva de fuego", historia de una mujer sensual y audaz que seduce a unos trabajadores en una selva chiapaneca (guion ideal para la imagen de devoradora de hombres de La Doña). Las películas no gustaron mucho debido a que ambas actrices se veían forzadas en sus roles, pero ellas estaban fascinadas por el reto actoral que representó en su carrera. Cabe señalar que ambas fueron informadas del error del mensajero, pero por ningún motivo aceptaron cambiar los guiones.
Ambas tenían muchas amistades en común. Entre ellas destacan el escritor Salvador Novo, el diseñador Armando Valdés Peza y los artistas Diego Rivera y Frida Kahlo. Lupe Rivera Marín, hija de Diego, cuenta que ella llegó a ver a ambas mujeres en casa de su padre y que María ignoraba a Dolores cuando llegaban a encontrase de visita en casa de los Rivera.
Otro aspecto curioso que las une es que ambas fueron musas de las principales cintas del cineasta Emilio "El Indio" Fernández. Dolores filmó con el laureado cineasta las películas "Flor silvestre" (1943), "María Candelaria" (1943), "Las abandonadas" (1944), "Bugambilia" (1944) y "La malquerida" (1949); María a su vez filmó "Enamorada" (1946), "Río Escondido" (1947), "Maclovia" (1948) y "El rapto" (1953). En 1953 ambas aparecen en el reparto de la cinta multiestelar "Reportaje", también bajo la dirección de Fernández, pero no comparten escena alguna. Aún así, en sus escenas con Jorge Negrete, María menciona a Dolores. Roberto Gavaldón fue otro cineasta que filmó con las dos divas, cuatro películas con cada una.
Fue hasta 1959 cuando el director Ismael Rodríguez logró reunirlas en la película "La Cucaracha". Para tal odisea el cineasta tuvo hasta que hipotecar su casa (para cubrir el elevado salario de ambas). Y todo por que María rechazó a Elsa Aguirre como co-protagonista. Ella dijo: “Que me traigan a Dolores del Río”. Nunca imaginó que Lolita aceptaría la oferta. La única condición de Dolores es que ambas compartieran el crédito estelar. La Doña hizo concesiones. Incluso la historia se modificó para dar mayor peso a Dolores en la misma. Aún así se dice que María exigió al director (a escondidas claro), cobrar un peso más que su rival. El chiste era estar “por encima de ella”.
Lo cierto es que gracias a esta película ambas mujeres comenzaron una relación amistosa. Se llamaban cariñosamente "Maruca" y "La Chata". Durante los 1960’s y 1970’s fue común verlas juntas en diversos eventos y fiestas. Incluso en una ocasión, en una fiesta en casa de Enrique, hijo de María, ambas acordaron vestirse igual y llegar juntas, causando revuelo en la prensa. Gracias a Dolores fue también posible esa histórica fotografía de la revista "Life" donde aparecen ambas divas en compañía de "Cantinflas". Dolores intercedió y fue mediadora, pues María y Mario Moreno no se llevaban nada bien.
En 1983, el autor Carlos Fuentes publicó la obra teatral "Orquídeas a la luz de la luna", en donde parodia y se mofa de la personalidad de ambas divas, mostrándolas de forma grotesca y decadente. Ambas estallaron en ira, pero Dolores estaba ya delicada de salud. María Félix hablo y se defendió ante los medios por las dos llamando a Fuentes "Mujerujo".
Después de la muerte de Dolores en 1983, María llegó a hacer dos que tres comentarios un poco afilados sobre ella:
“Dolores del Río no tenía joyas, eran joyitas”
“Dolores era hipócrita, pero era interesante por que era inteligente"
Sin embargo, la mayoría de las veces manifestó respeto, cariño y admiración hacía Dolores en entrevistas y reportajes (algo poco común en ella):
“Dolores del Río era una gran señora. Dolores era aparte. Tenía un comportamiento de princesa. Era una mujer muy inteligente, de primera clase y divertida. Yo quise mucho a Dolores y guardo un magnífico recuerdo de ella.”
De Dolores con respecto a María queda esta declaración plasmada en el libro "Rostros e imágenes", de Luis Moreno:
En 1949 el escritor Oswaldo Díaz Ruanova, escribió un ensayo a ambas artistas en su "sistema de valores" sobre las estrellas del cine mexicano de la época. En el las compara y a la vez realza sus diferencias y lo grandiosas que eran justo por ello:
"Dolores del Río era una brisa; María Félix un huracán
Dolores era una ave de ornato; María un ave rapaz
Cuando Dolores aparece todo brilla con más fuerza; Cuando María aparece, su brillo opaca todo lo demás
Dolores es corte aristocrático; María típica clase media"
El confrontar a estrellas femeninas, del tamaño de Dolores y María, es algo que genera un interés, espectáculo, morbo y curiosidad entre el espectador. Por eso es tan común que estrellas de fama superlativa, de cualquier rama del espectáculo, tengan siempre una némesis que enfrentar. En el caso de María y Dolores, su rivalidad fue más imaginaria que real, pero los que salimos ganando en medio de su maravilloso esplendor fuimos el público, que las admiramos hasta el presente y seguimos hablando de ellas.
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