Por Luis Miguel Romero
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Los ataques y crímenes de odio contra el colectivo LGBT+ no cesan en el mundo. Y por desgracia, dentro de la comunidad, el sector más violentado es el colectivo trans. Prácticamente cada semana, la comunidad se estremece al destaparse la noticia de un nuevo acto de odio. En medio de la tragedia y del dolor e indignación que estos crímenes generan, vale la pena recordar a gente que, tristemente, ha enfrentado esta tragedia. Son mártires del colectivo LGBT+ que vale la pena honrar para sensibilizar y alertar a la población. En esta ocasión, en este espacio de #RostrosLGBT+, hablaremos de Gwen Araujo (1985-2002).
Gwen Araujo nació el 24 de febrero de 1985 en Brawley, California, Estados Unidos. Era hija de Edward Araujo y Sylvia Guerrero. Se crio con su madre, pues sus padres se divorciaron cuando ella tenía 10 meses de edad. A los 19 años, Gwen se definió como mujer transgénero. Aun que inicialmente pensó en tomar los nombres de Lida y Wendy, finalmente tomó el nombre de Gwen en honor a la cantante Gwen Stefani, su personalidad favorita.
Como suele suceder en la mayoría de los casos, la infancia de Gwen fue compleja. Pasó por acoso y bullying escolar. Por ello, cursó sus primeros años de educación secundaria en una escuela alternativa. Según sus allegados, Gwen pensaba iniciar una terapia hormonal y someterse a cirugías para reafirmar su género femenino.
La vida de Gwen transcurría como la de cualquier adolescente común y corriente, pero la tragedia la marcó una fatídica noche de octubre de 2002. Previamente, en agosto de ese mismo año, Gwen había conocido a cuatro chicos: Michael Magidson, José Merél, Jaron Nabors y Jason Cazares. Ella coqueteó con ellos y llegó a consumir droga en su compañía, además de sostener contacto sexual con dos de ellos (Magidson y Merél). Sin embargo, Gwen ocultó a los chicos su condición de mujer trans, y a pesar de que ellos sospecharon, continuaron buscándola.
El 3 de octubre de 2002, Gwen acudió a una fiesta organizada por José Merél y su hermano Paul. Magidson previamente había comentado al resto de sus amigos que si confirmaba que Gwen tenía genitales masculinos la asesinaría. A las cuatro de la madrugada, Magidson convenció a Gwen de sostener relacione sexuales con él. Nicole Brown, novia de Paul Merél, fue quién delató a Gwen ante los demás al sorprenderla en el baño y descubrir que tenía un pene. Los chicos con los que había sostenido sexo previamente, estallaron en cólera y antes de que Gwen partiera a su casa le interceptaron. La joven fue humillada, golpeada y estrangulada violentamente. A pesar de sus súplicas y disculpas, Gwen fue asesinada a sangre fría. Luego, los asistentes urdieron un plan para desaparecer el cadáver. Gwen fue enterrada por sus asesinos en las montañas de Sierra Nevada, cerca de el Bosque Nacional El Dorado, a unas cuatro horas de la escena del crimen.
Ninguno de los asistentes denunció el crimen. Sylvia, la madre de Gwen, denunció su desaparición ante la policía el día 5 de octubre, pero estos no hicieron nada al saber la condición trans de Gwen, afirmando que "era habitual que las chicas trans pasaran días fuera de casa". Fue hasta el día 9 de octubre que la policía atendió el caso. Esto sucedió al revelarse rumores del crimen. Jaron Nabors confesó su crimen a un amigo y este fue quién denunció el transfeminicidio. La policía interrogó a Nabors y este confesó el crimen y les llevó ante el cuerpo.
Magidson, Nabors y los hermanos Merél fueron arrestados. Paul Merél fue absuelto al comprobarse que el no participó activamente en el asesinato. Cazares fue arrestado un mes después. Nabors fue sentenciado a 11 años de prisión, pero el juicio de los otros tres estuvo plagado de polémicas. Hubo miembros del jurado que incluso trataron de justificar el crimen debido a "un engaño" o un caso de "pánico gay". Fue hasta el segundo juicio, en 2005, que Magidson y Merél fueron sentenciados a 15 años de prisión. Cazares fue condenado un año después a seis años de prisión pese a las apelaciones de la familia de Gwen.
Gwen fue incinerada y sus restos son conservados en su hogar por su madre.
La tragedia de Gwen sirvió para inspirar y detonar algunas cosas positivas en la Unión Americana. Tras su muerte, se fundó TransVision, una organización que brinda servicios sociales y de salud a personas trans. En 2004, un juez ordenó cambiar el nombre legal de Gwen de manera póstuma. Este quedó definido para la posteridad como Gwen Amber Rose.
Tras el primer aniversario de su muerte, la Fundación Horizons creó el proyecto Fondo Conmemorativo Gwen Araujo para la Educación Transgénero, cuyo objetivo en promover programas y proyectos de educación en las escuelas públicas acerca de la transexualidad. Sylvia, la madre de Gwen, es la responsable de dirigir conferencias y charlas como parte de dicho proyecto. Su muerte también fue uno de los detonantes que inspiraron la globalización del Día Internacional de la Memoria Trans, que se conmemoraba localmente desde 1999. En septiembre de 2006, el entonces gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, estableció en el estado la Ley Gwen Araujo de Justicia para las Victimas.
La tragedia de Gwen Araujo ha sido plasmada en los medios audiovisuales. En 2006, se estrenó la película biográfica "A Girl: Like Me: The Gwen Araujo Story", dirigida por Agnieszka Holland y con Gwen interpretada por el actor JD Pardo. En 2007 se estrenó también el documental "Trained in the Ways of Men", dirigido por Michelle Prevost.
El crimen de Gwen es uno de los millones ocurridos en el mundo a través de los años. El caso de Gwen captó la atención mediática y tuvo el privilegio de ser escuchado, visto y sentido por millones de personas. Su vida fue breve, pero dejó un legado muy positivo al mundo. Y que esta historia sirva a todos para sensibilizarnos y hacer consciencia sobre los errores, injusticia y crueldad que hemos ejercido o permitido como sociedad. Ninguna persona, jamás, debe ser objeto de agresión, burla, humillación o marginación por el simple hecho de ejercer su sexualidad, sea cual sea que esta sea. Y que cada uno de estos terribles crímenes de odio que siguen sucediendo en el mundo, sean castigados y reprobados. Todos como sociedad podemos poner un granito de arena en detener estas tragedias. ¡Ni un@ más!
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