Por Luis Miguel Romero
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Lucía Méndez es una celebridad que siempre se ha mantenido a la vanguardia. Mantener una carrera constante en el mundo del espectáculo durante más de cinco décadas no es una tarea fácil. Y mucho menos lo es para las actrices, tan presionadas mediáticamente por el tiempo y la edad. Si mantenerse vigente es difícil, todavía lo es más mantenerse en el reflector y en el interés constante del público. Lucía Méndez es una de las pocas actrices en México y en el mundo que ha podido cumplir con este complejo desafío a las mil maravillas. De ella se han dicho miles de cosas, pero de lo que se habla muy poco es que es una actriz que enfrentó muchos retos a lo largo de su carrera. A Lucía bien podría llamársele “La diva de los papeles complicados”. En este espacio dedicada a las #Divas, hacemos un repaso por la carrera de esta notable actriz.
Lucía Leticia Méndez Pérez nació en León, Guanajuato, México el 26 de enero de 1955. Es una de los cuatro hijos de Antonio Méndez y Martha Ofelia Pérez. Sus hermanos son Carlos, Abraham y Martha. Siendo muy joven, Lucía se instaló con su familia en la Ciudad de México, específicamente en la Colonia Álamos de la capital mexicana. Dotada de una gran belleza y de una vocación artística temprana, Lucía dio sus primeros pasos en el espectáculo participando en obras de teatro infantiles. Posteriormente estudió idiomas en los Estados Unidos y, de regreso en México, tomó clases de actuación en Bellas Artes.
En 1972, Lucía concursó en el certamen “El Rostro”, un prestigioso concurso de belleza organizado por el diario mexicano “El Heraldo de México”. La deslumbrante belleza de Lucía la hace acreedora del triunfo y esto marcó el inicio de su carrera profesional. Dio sus primeros pasos en el teatro, para posteriormente debutar en la televisión con un pequeño rol en la telenovela “Muchacha italiana viene a casarse”, producida por Ernesto Alonso para la cadena Televisa. El Séptimo Arte también sonó las campanas para la debutante estrella.
La carrera de Lucía se consolida durante la década de los 1970s. En 1973 participa en la cinta “El hijo del pueblo”, dirigida por René Cardona y en donde comparte cartel con el cantante Vicente Fernández. En 1974, Lucía deja su primera huella importante en el Séptimo Arte por su participación en la cinta “Más negro que la noche”, película de horror dirigida por Carlos Enrique Taboada y que ha ganado un estatus de culto entre los fanáticos del género.
En 1975 alterna con Mario Moreno “Cantinflas” en la cinta “El ministro y yo”, de Miguel M. Delgado. En 1978 Lucía también formó parte de la co-producción fílmica méxico-estadounidense “The Children of Sanchez”, dirigida por Hall Bartlett y en donde comparte créditos con figuras míticas del cinematografía como Anthony Quinn, Dolores del Río y Katy Jurado.
Para ese momento, Lucía había demostrado ser más que solo una cara bonita. Su creciente popularidad la llevó a conquistar su primer estelar en la televisión, protagonizando la telenovela “Viviana”, producida por Valentín Pimstein para Televisa.
Lucía cierra con broche de oro la década de los 1970s al estelarizar la cinta “La ilegal”, la cual le permite ingresar en el género del cine de autor de la mano del cineasta Arturo Ripstein.
La década de los 1980s es, sin duda, uno de los momentos cumbres de la carrera de Lucía. En 1980, la actriz rompió esquemas dentro de la televisión mexicana al estelarizar “Colorina”, telenovela cuya protagonista era una trabajadora sexual, caso completamente atípico en la televisión mexicana y que provocó escándalo en la sociedad de la época. Aunque Lucía ya había incursionado en la música desde 1975, fueron los temas musicales de sus telenovelas los que la llevan a triunfar en la industria musical.
En 1982, desacuerdos con el productor Valentín Pimstein, provocan que el personaje de Lucía sea sacrificado al final de la telenovela “Vanessa”. Sin pretenderlo, la actriz nuevamente rompió moldes, pues no era usual en los melodramas televisivos mexicanos que la protagonista pereciera en el final de la telenovela.
En 1983, Lucía realiza la que, quizá, sea una de sus participaciones más aclamadas en la Gran Pantalla en la cinta “Los renglones torcidos de Dios”, dirigida por Tulio Demicheli y basada en la novela de Torcuato Luca de Tena. En ese mismo año, sale a la venta el disco “Enamorada”, el cual consolida a Lucía como una de las baladistas pop número uno de Latinoamérica. De este disco se desprenden temas memorables de la música en español de la época como “Enamorada” y “Mi amor, amor”. Al éxito de este álbum le sigue el de “Sólo una mujer” (1984), el cual le otorga a Méndez una nominación al Premio Grammy. De este disco se desprenden temas como “Corazón de piedra” y “Don Corazón”.
En 1985, Méndez se anota otro gran éxito en la televisión con la telenovela “Tú o nadie”, producida por Ernesto Alonso para Televisa y en donde comparte créditos con el actor Andrés García. En 1986, Lucía trabaja de nuevo con Ernesto Alonso, pero ahora en el cine, participando en la cinta “El maleficio II”, secuela de la exitosa telenovela homónima de 1983, protagonizada por Alonso y que impactó a todo México.
En 1988, Lucía enfrenta un desafío más en su carrera como actriz al protagonizar la telenovela “El extraño retorno de Diana Salazar”, producida por Carlos Téllez para Televisa. Esta telenovela impactó al público y la crítica al abordar temas como la reencarnación, la brujería, los poderes psíquicos y la crueldad de la Santa Inquisición. En ella, Lucía encarna a una mujer del siglo XVII que es acusada de brujería, quemada en la hoguera y que reencarna tres siglos después. Era una historia muy diferente a lo que se había visto en el género de la telenovela mexicana y terminó por volverse de culto. A su éxito se sumó su tema musical, “Un alma en pena”, el cual fue compuesto por Juan Gabriel para la telenovela y que espantó a la censura. Hoy en día, el tema musical y su videoclip, son considerados entre los mejores del pop en español de los 1980s.
En 1990, Lucía cierra su ciclo de personajes complejos en la televisión mexicana con la telenovela “Amor de nadie”, producida por Carla Estrada para Televisa y que fue la primera telenovela en México en abordar el tema del VIH / SIDA.
En 1993, Lucía es contratada por la cadena hispana estadounidense Telemundo para protagonizar la telenovela “Marielena”, la cual fue todo un éxito a nivel mundial y que lleva a Lucía a nuevos mercados extranjeros. Su asociación con Telemundo la lleva a distanciarse de Televisa. En 1994 protagoniza la telenovela “Señora Tentación”, también para Telemundo.
De regreso en México, Lucía colabora con la cadena Televisión Azteca, con la que realiza dos melodramas: “Tres veces Sofía” (1998) y “Golpe bajo” (2000).
En 2007, Lucía finalmente regresa a Televisa, tras 17 años de ausencia con la telenovela “Amor sin maquillaje”. Desde entonces, la actriz ha realizado actuaciones puntuales en la televisión, destacando su participación en la serie antológica de denuncia social “Mujeres asesinas” (2008) y su actuación, por primera vez en un rol antagónico, en la telenovela “Esperanza del corazón” (2011).
Sin embargo, Lucía no ha necesitado la televisión para mantenerse vigente en el espectáculo. La actriz ha mantenido una constante presencia en el ámbito musical. Prueba de ello es el espectáculo “Noches de cabaret”, que la estrella presentó con éxito en 1990 y que ha retomado en varias ocasiones.
La actriz también ha incursionado en nuevos medios del entretenimiento, apareciendo en reality shows como “Siempre reinas” (2022-2024) y hasta debutando como host de su propio espacio de entrevistas en la plataforma YouTube: “Lucía Méndez Presenta” (2021).
Paralelamente, Méndez también se ha destacado como empresaria, y es célebre por su línea de perfumes y fragancias con la empresa Fuller. Méndez también se ha destacado por su filantropía y es la presidenta de la Fundación Don Corazón para niños con discapacidad auditiva.
En el ámbito personal, Lucía ha estado casada en dos ocasiones. De su primer matrimonio con el productor y director Pedro Torres, procreó a su hijo Pedro Antonio.
Actriz de cine, teatro y televisión, cantante, modelo, empresaria, una de las grandes estrellas de la televisión mexicana, una de las “leading ladies” de la telenovela internacional, uno de los rostros más bellos del espectáculo mexicano, importante ícono LGBT+ y sex symbol. Con todo esto y más, Lucía Méndez permanece vigente.
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