Por Luis Miguel Romero
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“La Casa de los Famosos México” ha llegado a su fin. Este proyecto televisivo puso de nuevo en el reflector el ya añejo formato de los reality shows de convivencia o “encierro”. La fórmula se probó, y explotó hasta el cansancio en México en la primera mitad de la década de los 2000s. En esa época no existían las redes sociales y el internet aún no dominaba como medio masivo de comunicación. Ahora la realidad es diferente. Lo que se esperaba como un formato más de los shows de telerrealidad para rellenar los espacios televisivos, cada vez menos concurridos por las audiencias, terminó por convertirse en todo un suceso. Y más aún: terminó por convertirse en uno de los mejores estudios antropológicos y sociológicos jamás realizados en México, y de forma absolutamente involuntaria.
“La Casa de los Famosos” es un formato de show televisivo de telerrealidad creado por Endemol Shine Group. Es una franquicia derivada del popular formato “Big Brother”. “Big Brother” fue creado por el empresario televisivo neerlandés John de Mol. De Mol y su equipo creativo crearon esta idea en 1997, inspirados en el experimento “Biósfera 2” (1991), en el que un grupo de personas convivieron en encierro voluntario, en un ecosistema artificial en el desierto de Arizona, en los Estados Unidos. Allí se comprobó la dificultad de un grupo de personas de convivir en encierro y bajo condiciones extremas. A este formato se le sumaron los realities “Real World”, creado por la cadena MTV (1992) y el programa sueco “Expedition Robinson” (1997), el cual fue la antesala del formato internacional “Survivor”. Se oficializó entonces el concepto de encerrar a un grupo de personas en una casa, siendo sometidos a pruebas y retos bajo la mirada atenta de “Big Brother” (“Gran Hermano”), una presencia omnipresente y omnisciente que vigila, regula y decide todo lo que sucede con sus huéspedes. Tras un proceso de nominación interna, los participantes son eliminados cada determinado tiempo, mediante la decisión de los telespectadores, a través de votos telefónicos. El 16 de septiembre de 1999 se transmitió el primer “Big Brother” en los Países Bajos. Pronto, la franquicia fue llevada a todo el mundo.
“Big Brother” se estrenó en México en 2002. Fue producida por Pedro Torres para la cadena Televisa. El programa marcó el inicio de una producción masiva de reality shows de diversa índole en México. En ese 2002, en México se inventó la versión “VIP” del formato, ahora con celebridades del entretenimiento como participantes. En total, entre 2002 y 2005, en México se produjeron tres ediciones del “Big Brother” original y cinco del formato “VIP”. En 2015, Televisa realizó una cuarta edición del formato original, el cual no gozó del éxito de las primeras ediciones.
Fue en el año 2021 cuando la cadena televisiva estadounidense para el público hispano Telemundo, decidió retomar el concepto de “Big Brother VIP”. Tras la fusión de Endemol con Disney y Apollo Global, se decidió refrescar el formato bajo el título de “La Casa de los Famosos”. El formato es idéntico al del “Big Brother VIP”, con la diferencia de que ahora el “Big Brother” es una presencia femenina denominada “La Jefa”. La cadena Telemundo ha producido, entre 2021 y 2023, tres ediciones de este proyecto.
En 2023, la cadena Televisa de México adquirió la franquicia de “La Casa de los Famosos”. El reality se estrenó bajo la frecuencia de Las Estrellas y en la plataforma streaming ViX el 4 de junio de 2023, concluyendo el 13 de agosto del mismo año. El elenco estuvo integrado por catorce celebridades del espectáculo y el internet: el empresario e influencer Poncho de Nigris, la actriz Bárbara Torres, el actor y cantante Emilio Osorio, el cantante e integrante de la banda Kabah Héctor “Apio” Quijano, el actor y modelo Jorge Losa, la actriz María Fernanda “Ferka” Quiroz, la boxeadora Mariana “La Barbie” Juárez, la conductora y exreina de belleza Marie Claire Harp, el actor y conductor Nicola Porcella, el actor y conductor Paul Stanley, la conductora y cantante Raquel Bigorra, el actor, empresario y político Sergio Mayer, la conductora y actriz Sofía Rivera Torres y la influencer Wendy Guevara, integrante de “Las Perdidas”. El show fue conducido por la presentadora Galilea Montijo.
Desde la primera semana, el reality captó la atención de la audiencia pero, curiosamente, la audiencia esperada por la televisora en la Pantalla Chica, terminó siendo captada en las redes sociales. El contenido del reality show tuvo más circulación en redes como TikTok y Twitter. ¿La razón? Probablemente la presencia de figuras como Wendy Guevara, Poncho de Nigris o Emilio Osorio, los cuales han alcanzado niveles de popularidad sorprendentes como generadores de contenido en el internet, opacando consecutivamente a las “celebridades” surgidas de la televisión. Esto, además, logró captar la atención de audiencias jóvenes, mucho más familiarizadas con las redes sociales. Es curioso, ya que está generación no estaba familiarizada con este formato de reality, pues aún no nacían o eran muy pequeños cuando alcanzaron furor hace dos décadas. E irónicamente, estos mismos “millennials” y “Generación Z”, qué denostaban el contenido televisivo, ¡terminaron enganchados con el programa, mucho más que sus padres o abuelos!
Un detalle muy significativo de este reality, es que seis participantes (Wendy Guevara, Sergio Mayer, Nicola Porcella, “Apio” Quijano, Emilio Osorio y Poncho de Nigris), formaron una alianza en el programa, el célebre “Team Infierno” (nombrado así por ser los residentes de la habitación denominada “Infierno” dentro de la casa). Estos personajes se cuidaron entre sí y lograron eliminar paulatinamente a su competencia del “Team Cielo”. Este trabajo en equipo es insólito en este formato televisivo en todo el mundo. El equipo logró colarse a la final, logrando llegar casi en su totalidad invictos. La razón del éxito de este “Team Infierno” es que sus integrantes formaron sólidos lazos de fraternidad, compañerismo y trabajo en equipo en la competencia. Esto logró empatizar con un sector del público. Por otra parte, entre sus integrantes se encontraron participantes como Poncho de Nigris y Sergio Mayer, “viejos lobos de mar” en este tipo de formatos televisivos (de Nigris fue finalista del segundo “Big Brother” en 2003, y Mayer finalista del cuarto “Big Brother VIP”, en 2004). Esto sin contar con el fandom de “Apio” Quijano en el popular grupo pop Kabah y sobre todo la presencia de Emilio Osorio y Wendy Guevara, influencers con millones de seguidores en redes sociales. Los fandoms de estos integrantes fueron cruciales para dar un poder inusitado al equipo. A este caldo se le suma también la gris presencia de sus “rivales” en el “Team Cielo” y que, el “Team Infierno” contó con excelentes generadores de contenido y diversión para el público, que estuvo atento a sus ocurrencias durante màs dos meses completos, generando muchísimo contenido, memes y virales en las redes sociales.
Lo “negro” de este proyecto televisivo es la gran cantidad de hate y contenido tendencioso que surgió en redes sociales. El fanatismo de la gente puede llegar a niveles aterradores. El “Team Infierno” generó tantos seguidores como detractores, quiénes vieron su forma de juego como agresiva y ruda. A esto se le sumó una producción acusada de tendenciosa y de intervenir torpemente en el proyecto. Si bien es cierto que en este tipo de realities la producción debe de meter mano “para mover las fichas”, esta producción se mostró torpe, inexperta y predecible en esta primera versión mexicana. A todo esto se le sumó una prensa de espectáculos amarillista y oportunista que vió la exposición de los famosos en este proyecto para fomentar los linchamientos mediáticos, las “masacres virtuales” y manipular la información a su antojo. Esto chocó con un público que ya no es tan fácil de engañar y manipular como antaño, pues las redes sociales y el internet hicieron que el público analizara todo, no con lupa, sino con microscopio.
La gravedad del fanatismo de algunos seguidores los llevó a olvidarse que se trataba de un juego televisivo. Así como el “Turista”, el “Maratón” o el “Twister”, pero en un formato televisivo, con cámaras que exponen a sus participantes. Se generaron ataques virtuales, chismes y se utilizaron temas delicados y de respeto como la diversidad sexual, el feminismo, la misoginia y hasta el abuso sexual para apoyar o desprestigiar a los participantes del proyecto (especialmente a los del “Team Infierno”), olvidándose además que dichos participantes estaban contratados por la televisora y reciben un jugoso sueldo.
Se evidenció gente que cree que tiene la verdad absoluta y, el poder del anonimato en las redes sociales, dió rienda suelta para difamar, armar historias y manipular según sus preferencias personales. Algunos participantes eliminados de la competencia, también se sumaron a este “cultivo de horrores”, olvidándose también de la naturaleza del juego.
La doble moral, los linchamientos al más puro estilo del Circo Máximo romano, el morbo, el voyeurismo y esa imperiosa necesidad del ser humano de gozar con la miseria humana, también se hicieron evidentes en este show televisivo que, reflejó la decadencia como sociedad humana y la ignorancia que impide diferenciar la realidad y la telerrealidad.
Un acierto notable de la producción fue darle espacio a personalidades de las minorías sexuales vulneradas, tales como “Apio” Quijano, abiertamente bisexual, y Wendy Guevara, primera mujer transgénero en obtener el primer lugar en un reality de este formato en México. El carisma y frescura natural de Guevara, cautivó a más legiones de fans, quiénes olvidaron su identidad de género y simplemente disfrutaron de su contenido. Esto le dió una visibilidad enorme al colectivo trans, visibilidad tan necesaria en medios masivos de comunicación.
Y es que "La Casa de los Famosos México", como se mencionó previamente, regresó el rating a la televisión mexicana. La Gran Familia Mexicana se reunió de nuevo alrededor del televisor para disfrutar de este proyecto televisivo. Ocupó, en su gala estelar, un horario dominical sagrado que durante décadas tuvo el show musical "Siempre en domingo". Y hoy en día, en ese mismo prime time televisivo, vimos a una mujer trans acaparando la audiencia. Y la Gran Familia Mexicana es quién le otorgó el triunfo a Wendy, visibilizando justamente a ese colectivo trans que, aún formando parte de toda la vida de dicha Gran Familia Mexicana, fue invisibilizado por años. Es un momento para la Historia.
El formato también le dio una gran lección a la televisión mexicana: las redes sociales ahora mandan y las estrellas ya no están en “El Canal de las Estrellas”. Ojo con eso.
Seguramente, ”La Casa de los Famosos” será un formato que se explotará durante algún tiempo en la televisión mexicana. Con la experiencia de esta primera temporada, esperamos que las posteriores entregas del reality sean llevadas con una producción de mayor calidad y sobre todo, que el público y las legiones de fandoms se olviden de la toxicidad y recuerden que todo es UN SIMPLE JUEGO ¡A disfrutarlo!
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