Por Luis Miguel Romero
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Al periodo de la Historia de México que estuvo bajo el gobierno de Maximiliano de Habsburgo se le conoce como el Segundo Imperio Mexicano. Esta etapa estuvo comprendida entre 1864 y 1867. Muchas historias se cuentan alrededor de la vida íntima del emperador mexicano de origen austríaco. Una de ellas hace alusión a su supuesta homosexualidad o bisexualidad. Finalmente estas suposiciones nunca se han podido comprobar, pero vale la pena echar un ojo a las numerosas y candentes historias que se le achacan al desventurado emperador.
Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena nació en Viena, Austria el 6 de julio de 1832. Era hijo del archiduque Francisco Carlos de Austria y de su esposa Sofía de Baviera. Era hermano del célebre emperador Francisco José de Austria. Su cuñada fue la también célebre emperatriz Isabel de Baviera Sissi. Algunos historiadores aseguran que Maximiliano era en realidad un nieto ilegítimo de Napoleón Bonaparte, pues su madre se había relacionado con Napoleón II, hijo del célebre emperador francés y que se crio en la corte de Viena. En 1857, Maximiliano contrajo matrimonio con la princesa belga Carlota Amalia. Pero la vida conyugal de la pareja dista mucho de las versiones románticas que se nos han contado en libros, películas y hasta en telenovelas. Para el momento en que Max se convierte en Emperador de México, su relación íntima con su esposa era prácticamente inexistente.
Sobre el motivo de esta ruptura entre la real pareja se cuentan muchas historias. Unas achacan la separación debido a las numerosas infidelidades de Max. Una historia cuenta que el emperador se contagió de sífilis en una de sus aventuras y que por ello su real consorte le negó la entrada al lecho nupcial.
Se cuenta que Maximiliano tenía un gusto especial por las mujeres indígenas, y que una vez en México dio rienda suelta a sus apetitos eróticos. Pero otros dicen que sus gustos sexuales iban más allá de lo racial o étnico. Era una cuestión de género. O sea, a Max también le gustaban los caballeros.
Finalmente la homosexualidad no era ajena a la Casa Real de los Habsburgo austriacos. En el núcleo familiar de Max se vivía la homosexualidad de una manera muy directa. Su hermano menor, el archiduque Luis Víctor era abiertamente homosexual y protagonizó aquel célebre episodio en el que se le descubrió sosteniendo relaciones sexuales con otro hombre en un baño público. Por ello le llamaban el Archiduque del baño.
Se cuenta que desde su juventud Maximiliano sostenía amoríos con el conde Carlos Bombelles. Su relación, disfrazada de amistad, comenzó desde los ocho años de edad, de acuerdo con algunos investigadores. Se cuenta que Max, a quién le gustaba recorrer el mundo en barco, dada su vocación marinera, visitó en una ocasión la isla de Madeira, donde él y el conde de Bombelles se dieron un festín de varios días de duración con cuatro monumentales esclavos negros.
Maximiliano y Bombelles realizaron muchísimos viajes más a diversos puntos del mundo antes de que Max tomara la corona de México. Estos viajes desde luego enfurecían a Carlota, quién sabía a la perfección las aventuras entre su marido y de “su amigo”.
Una vez en México, se dice que Maximiliano pasaba más tiempo en su residencia real de descanso en Cuernavaca que en la Ciudad de México, donde se decía, residía plácidamente con su amante. Algunas fuentes dicen que también sostuvo romances con guardias y empleados de la corte.
Pero el emperador también sostenía relaciones con mujeres (se dice que le gustaban las jovencitas). En Cuernavaca, en su villa en el pueblo de Acapantzingo conocida como El Olindo, sostuvo un sonado romance con una joven indígena de 17 años de edad conocida como “La India bonita". Su nombre era Concepción Sedano (Margarita, según otras fuentes). Se dice que la joven dio a luz a un hijo fruto de ese romance. El hijo en cuestión fue bautizado con el nombre de Julián. Se dice que el niño nació en 1867 (el año en que fusilaron a Maximiliano). Su historia es tan fascinante como la de su padre. Se crio en Europa y llegó a ser agregado diplomático en París. En la Primera Guerra Mundial fungió como espía para los alemanes y finalmente fue fusilado a las afueras de París en 1917. Curiosamente, tuvo el mismo trágico destino que su supuesto padre.
La supuesta homo o bisexualidad de Maximiliano también sirvió como un guiño al cineasta David Pablos en su película «El baile de los 41» (2020). Allí se dice que el famoso club de hombres gay de la aristocracia y nobleza mexicana, había sido creado por órdenes del Emperador. Esto desde luego, es completamente ficticio, pero al cineasta le pareció interesante contarlo en su ficción cinematográfica justamente por tantos rumores que rodean al malogrado monarca. Estos mismos rumores son tomados por el autor Francisco Martín Moreno en uno de los tomos de su libro de Historia novelada «Arrebatos carnales» (2017).
A tantos años de distancia, es imposible conocer la realidad sobre esta historia. ¿Es relevante? Probablemente no, desde un punto de vista histórico. Sin embargo, el que la identidad u orientación sexual de personajes que han pasado por este mundo salgan a la luz, independientemente del tiempo transcurrido, ayudan a visibilizar el tema LGBT+ en el mundo. Y la visibilidad, es una aliada muy valiosa para sensibilizar y alejar prejuicios sobre la diversidad sexual humana, tan rica y tan diversa.
LECTURA SUGERIDA:
*Francisco Martín Moreno "Arrebatos carnales: Maximiliano y Carlota", Ed. Grupo Planeta, 2017
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