Por Luis Miguel Romero
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Nunca lo aceptó públicamente. Incluso se dice que despreciaba su orientación sexual y que esta fue el motivo de cierta dureza y amargura en su carácter, principalmente en los últimos años de su vida. Estamos hablando de la actriz mexicana Maricruz Olivier (1934-1984), una de las estrellas del cine y la televisión mexicanos en las décadas de los 1950s, 1960s y 1970s. Hoy en día, en diversos medios virtuales y programas televisivos se habla acerca del mito de la homosexualidad de la desparecida actriz. En esta ocasión, en este espacio de #RostrosLGBT+, abordamos la vida y carrera de una mujer que, independientemente de su vida personal, fue una de las grandes presencias de la artes escénicas de México.
María de la Cruz Genara Olivier Obergh nació en Tehuacán, Puebla, México el 19 de septiembre de 1934. Era hija de Jesús Olivier Miranda, de origen francés, y de Mercedes Obergh, de origen estadounidense. Su familia, por vía paterna, descendía de franceses asentados en Puebla desde el siglo XIX.
Siendo muy joven abandonó Puebla y se instaló en la Ciudad de México. Cursó la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, se sentía atraída por las artes escénicas, por lo que decidió estudiar actuación en la Academia Andrés Soler de la Asociación Nacional de Actores (ANDA).
Tras graduarse como actriz, Maricruz fue descubierta por uno de sus profesores, el actor y director de origen alemán Fernando Wagner, quien decía que Maricruz “actuaba con los ojos". Por recomendación de Wagner, Olivier debutó en el cine con un pequeño rol en la cinta “Esos de Pénjamo”, protagonizada por el actor Joaquín Pardavé. Pronto, la joven actriz encuentra reconocimiento de el Séptimo Arte. Trabaja con Libertad Lamarque y Silvia Pinal en “Si volviera a mí” (1954), y junto a Marga López en “Orquídeas para mi esposa” (1954), por la que obtiene el Premio Ariel como Mejor coactuación juvenil.
Paralelamente, la actriz trabaja de manera continua en teatro. En 1957, protagonizó la segunda versión mexicana de la obra “El zoológico de cristal”, de Tennessee Williams. En 1959, co estelariza junto, con Anabel Gutiérrez, la cinta cómica “Angelitos del trapecio”, con los comediantes Marco Antonio Campos “Viruta” y Gaspar Henáine “Capulina”.
En 1959, Olivier debutó con el pie derecho en las telenovelas mexicanas al protagonizar la primera versión televisiva de “Teresa”, la historia original de Mimí Bechelani. Su encarnación de una “femme fatale” y trepadora social perversa y ambiciosa, cautiva a las audiencias y a la crítica. En 1961, la actriz protagoniza la versión fílmica de la novela. Mucha gente pensaba que la verdadera personalidad de Olivier se fundía con el personaje y se le creó cierta fama de mujer ambiciosa, frívola y manipuladora.
Durante la década de los 1960s, la actriz da el paso de “dama joven” de la Gran Pantalla, a ser considerada uno de los nuevos sex symbols de la vertiginosa década. Actúa en cintas cómicas donde explota su lado sensual, tales como “¡Adiós cuñado!” (1967). “Las amiguitas de los ricos” (1967) y “Como pescar marido” (1967). Junto con las hermanas Lorena y Tere Velázquez y Fanny Cano, es considerada uno de los máximos sex symbols de los 1960s en el cine mexicano. Aún así, la actriz también da cátedra de su versatilidad histriónica. Trabajó con Emilio “Indio” Fernández en la cinta ranchera “Un dorado de Pancho Villa” (1967) y es particularmente recordada por su brillante actuación en el clásico de horror “Hasta el viento tiene miedo” (1968), de Carlos Enrique Taboada. Otras de sus cintas más destacadas de esta época son “El oficio más antiguo del mundo” (1969) y “Claudia y el deseo” (1970). En la televisión, también es recordada por su brillante interpretación dramática en la telenovela “Estafa de amor” (1968).
Los rumores sobre la vida personal de la actriz eran muy recurrentes en esa época. Se le acusó de ser una mujer ambiciosa y de utilizar su belleza para conseguir personajes. Se dice que se involucró con el productor Guillermo Calderón, quién era pareja de Ninón Sevilla, para conseguir un personaje (ambas actrices terminaron liándose a golpes en Acapulco).
Sin embargo, esto se contradice con el testimonio de algunos de sus compañeros. La actriz Lorena Velázquez recuerda que Olivier era “seria, pero buena compañera”. El crítico y periodista Alfredo Gudinni, amigo cercano de la estrella, la recuerda con un maravilloso, pero agudo sentido del humor.
Sin embargo, el rumor más recurrente sobre la actriz era su supuesto lesbianismo. Tras filmar dos cintas de temática LGBT+ (“Tres noches de locura”, de 1970 y “El deseo en otoño”, de 1972), los rumores fueron creciendo aún más. Se dice que, entre 1964 y 1976, la actriz mantuvo una relación amorosa con la actriz y directora Beatriz Sheridan. Según revelaciones, su relación fue intensa, debido al temperamento de ambas actrices, y no terminó en buenos términos. Sheridan a menudo eludía el tema de Olivier en entrevistas posteriores.
En 1979, Olivier acepta filmar la cinta “Tres mujeres en la hoguera”, cinta de temática abiertamente lésbica que aborda el drama de una pareja lésbica en medio de un siniestro cuarteto sexual y amoroso con una pareja bisexual. La actriz Maritza Olivares interpretó el rol de la pareja de Olivier en la cinta y recuerda que la actriz se sentía sumamente incómoda en las escenas eróticas. La película causó revuelo tras su estreno y acrecentó aún más los rumores en torno a la sexualidad de la estrella. Por esta razón, Olivier acabó despreciando la película y arrepintiéndose de haber participado en ella. Y es que, según se ha revelado, Olivier se auto rechazaba por su lesbianismo. Esta situación la hizo ser una mujer hermética, ermitaña y huraña. Se dice que vivía sola, tenía pocas amistades, salía muy poco y que vivía en penumbras, pues no le gustaba la luz.
Se dice que, a finales de los 1970s, la actriz fue arrestada en una razzia mientras asistía a una fiesta de temática lésbica. Se dice que la actriz pagó una fianza para salir rápidamente de los separos, pero que un fotógrafo de “Casos de alarma”, aquella revista sumamente amarillista que gustaba de perseguir y ridiculizar a las personas de la comunidad LGBT+, le tomó una foto a la actriz. Según se cuenta, una política muy importante decidió comprar la fotografía y desaparecer la evidencia que sumiría a la actriz en una escándalo en una sociedad mexicana, aún muy cerrada y cruel.
En 1978, la actriz realizó el antagónico principal de la telenovela “Viviana”, protagonizada por Lucía Méndez, causando furor al ser la primera actriz en realizar una escena erótica en la historia de las telenovelas mexicanas. En 1980, la actriz estelarizó la obra teatral “El luto embellece a Electra”, la cual tuvo un sonado éxito. En 1982, la actriz protagoniza la telenovela “En busca del Paraíso”, que sería su último trabajo como actriz.
En 1984, la actriz se encontraba sumida en una total depresión por falta de trabajo. El periodista Enrique Vidal intentó reanimar a la actriz al otorgarle un reconocimiento como la Reina del Cine nacional, a través de una encuesta realizada en Mérida.
Sin embargo, poco después, Olivier fue diagnosticada con un cáncer de páncreas en etapa terminal. Según algunas versiones, la actriz quedó consumida por la enfermedad y llegó a pesar 40 kg. Maricruz Olivier falleció el 10 de octubre de 1984, a los 50 años de edad en el Hospital de Nutrición de la capital mexicana, acompañada de su gran amigo, el decorador Mauro Santoyo. Sus restos fueron sepultados en el Panteón Jardín de la capital mexicana en donde, al día de hoy, su tumba se encuentra en el abandono total.
Tras su deceso, se difundió un rumor que decía que en realidad la actriz se había quitado la vida al sufrir dolores insoportables por su enfermedad terminal. Hasta el día de hoy, estos rumores nunca han sido confirmados.
¿Qué hubiera sucedido si Maricruz Olivier hubiera vivido en la época actual? Probablemente la vida de la actriz hubiera sido muy distinta. La presión social, familiar y mediática afectaron muchísimo la vida de muchas personas de la comunidad LGBT+, que vieron cortada y reprimida su felicidad, por el único hecho de ser diferentes. Bajo el escrutinio y presión del “qué dirán”, la vida íntima y sexual de muchas personas fue abruptamente censurada y esto llevó a vidas absolutamente infelices. Independientemente de ello, en este espacio se recuerda la vida y carrera de Maricruz Olivier “la de los bellos ojos verdes”, una de las más grandes actrices trágicas mexicanas del siglo XX, en un sentido In Memoriam.
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