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¿Un Lobby gay?: Homosexualidad en El Vaticano

Por Luis Miguel Romero


Facebook: @LuisMiguelR02

Instagram: @luismiguelr03


El mundo está en constante evolución. El ser humano ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, nuevas tendencias, conocimientos más avanzados, información más valiosa que deriva a partir de mayores conocimientos y avances en los ramos culturales, artísticos, sociales e ideológicos. La evolución es la cosa más normal para el ser humano. De otra forma, la humanidad no progresaría; nunca hubiéramos superado el oscurantismo de épocas anteriores. Y justamente la diversidad sexual, es uno de los temas en los que la humanidad está manifestando su evolución. Y no es que esto sea una novedad. El ser humano ha sido sexualmente diverso desde su origen como especie. Pero durante milenios, toda manifestación sexodiversa fue censurada, prohibida y juzgada, quizá por ese temor natural del ser humano ante lo desconocido. Y ante esa ignorancia, se ataca y actúa con violencia ante lo que es “diferente”. Desde luego, la religión ha influido muchísimo en ese retroceso en los campos de educación sexual. Y es que, mientras el mundo avanza, las religiones se han estancado en sus dogmas y en una serie de preceptos y bases completamente antiguas y retrógradas. La fe, es una forma de manipulación para el que es más ignorante, débil y vulnerable. Y desde luego, distintas religiones, que más bien hoy son empresas de negocios muy redituables, encuentran en la perplejidad de sus feligreses, un jugoso botín.



Entre las religiones que reprueban sistemáticamente las manifestaciones de diversidad sexual se encuentra la Iglesia Católica. La diversidad sexual va en contra de los principios y dogmas de esta iglesia sobre la moral, la familia, la procreación y lo que se considera “las buenas costumbres”. La sexualidad no debería de mezclarse de ninguna manera con la religión. Tienen campos de acción muy distintos. La religión se enfoca en el alma y el espíritu de las personas, ¿por qué tienen que interferir en asuntos físicos, en la carnalidad? El deseo sexual es algo natural en el ser humano; es instintivo y no se puede suprimir. Y dentro del amplísimo espectro de la sexualidad humana, existe la homosexualidad (masculina y femenina), la bisexualidad, la transexualidad y otras más que el ser humano recién comienza a reconocer. No es moda, no es enfermedad, no es espontánea. Siempre ha acompañado a la humanidad. Basta con echar una mirada muy detallada a la Historia Universal, al arte, la ciencia, al deporte, al espectáculo y a algunos de sus protagonistas. Y también hay que echar un vistazo muy detallado al mundo espiritual, a la religión. Obviamente la Iglesia Católica y otras más están más relacionadas con la diversidad sexual de lo que muchos se imaginan.



La diversidad sexual tiene una presencia muy fuerte en El Vaticano, sede de la Iglesia Católica. No hay que romperse mucho la cabeza para deducir que entre los miles de sacerdotes católicos que existen en el mundo, un gran porcentaje son homosexuales. Curiosamente, muchos hombres homosexuales encontraron en los hábitos religiosos un escondite perfecto para su homosexualidad, sobre todo en épocas previas donde era tan perseguida y señalada. Y entre todo ese grupo de sacerdotes homosexuales de la Santa Sede, algunos se reconocen perfectamente bien entre ellos y, según se ha revelado, han formado grupos o fraternidades muy sólidas. Este grupo recibe el nombre de Lobby gay, y se dice que su influencia en la Santa Sede ha llegado a ser tal, que incluso el Papa Benedicto XVI emprendió severas campañas para mermar su influencia.


Se dice que en 2008, El Vaticano adquirió 20 apartamentos en un palacio italiano, para que allí funcionara la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Lo curioso es que en otro de los recintos de dicho castillo, se localiza Europa Multiclub, uno de los más reconocidos clubes gays italianos que cuenta con saunas, baños turcos, piscinas y zonas de masaje.

Allí también se desarrolla un evento denominado “fiesta de osos” en el que, en uno de los shows, se ve a un hombre desnudándose antes de vestirse con ropas sacerdotales.

Su proximidad con el que se dice es el mejor sauna gay de Italia, generó una oleada de críticas, pues El Vaticano siempre ha mantenido una postura negativa estricta en torno a la homosexualidad. Sin embargo, la Santa Sede no ha querido realizar ningún comentario al respecto. Lo paradójico es que, en dicho edificio también vive Ivan Dias, ex arzobispo de Bombay, India, y uno de los detractores más radicales contra la homosexualidad (¿?).



Algunos medios europeos han llegado a sugerir que el escándalo de este sauna gay pudo haber sido una de las razones para que Benedicto XVI renunciara a su puesto. El diario italiano “La Repubblica” afirmó que este escándalo inmobiliario “era una vergüenza”.”

La realidad es que, después de celebrar misas y colgar sus sotanas en algunas de las tantas iglesias de la Santa Sede, miles de curas salen a disfrutar de la vida gay romana..


Por otra parte, El Vaticano ha convocado a obispos y cardenales de todo el mundo para determinar cómo proceder ante la avalancha de denuncias de abusos sexuales que han aparecido contra sacerdotes por todo el mundo. Dentro del sector más derechista de la institución, una de las acusaciones más frecuentes es vincular la ocurrencia de estos delitos con la homosexualidad de los curas. Esto es absurdo, pues hay que destacar que el abuso sexual no está relacionado con la homosexualidad, pues puede ocurrir dentro de familias heterosexuales y la mayoría de las víctimas en el mundo son mujeres..

Basta recordar uno de los casos más conocidos de abuso sexual en la Iglesia Católica: el de Marcial Maciel, el fundador de la Legión de Cristo, en México.


Otro polémico caso fue el del colombiano Alfonso López Trujillo, quién merodeaba seminaristas y jóvenes sacerdotes, y contrataba a prostitutos masculinos de forma rutinaria. Esto mientras promovía la enseñanza de la Iglesia de que todos los hombres gay están "objetivamente desordenados" y cuestionaba el uso del condón.


Krzysztof Charamsa

En 2015, otro caso singular levantó la polémica. Fue el de Krzysztof Charamsa, el sacerdote polaco que anunció su homosexualidad y redactó un manifiesto en defensa de los gays con diez mandamientos dirigido a la Iglesia Católica para que abandonara la persecución contra este grupo de personas. Charamsa declaró:


"No es como el Estado Islámico que persigue a los homosexuales, matándolos. La Iglesia católica no mata a la gente, pero sí psicológicamente". "La Iglesia mata a los gays con su posición retrógrada, con su negación, con su desprecio y con sus continuas enseñanzas contra los homosexuales".

Después de revelar públicamente su homosexualidad, el ex empleado y teólogo del Vaticano fue suspendido por la conferencia episcopal polaca y ya no puede oficiar misa ni llevar sotana. Ahora vive en el barrio gay de Barcelona, España.


Su texto pide al Vaticano anular documentos ofensivos en la enseñanza católica sobre las personas homosexuales, revisar la interpretación eclesiástica de los textos bíblicos en relación a esta materia y admitir a los homosexuales en el sacerdocio. Del mismo modo, propone iniciar un diálogo con las religiones evangélica y anglicana, más avanzadas en el reconocimiento de los derechos de los homosexuales, y exige una disculpa del Vaticano "por sus omisiones y silencios, sus persecuciones y crímenes cometidos contra los homosexuales durante los siglos".

Su postura se basa en pequeños extractos de la Biblia que, en su opinión, no condenan explícitamente la homosexualidad y deben ser vistos "en el contexto histórico y cultural de su tiempo". En su manifiesto, también exige que la Iglesia no critique la legalización del matrimonio homosexual en algunos países, mientras que no condena el castigo de la homosexualidad en decenas de países del mundo.



En 2022, otro escándalo se desató en la Iglesia Católica, cuando un grupo de obispos flamencos (habitantes del norte de Bélgica), aceptaron dar bendiciones católicas para parejas del mismo sexo. Esto se suma a las bendiciones organizadas desde 2020 en Alemania. Estos actos suponen un desafío en toda regla a la normativa de la Congregación para la Doctrina de la Fe, organización (dirigida por mucho tiempo por Benedicto XVI), que representa al sector más conservador de la Santa Sede. Dicha congregación, en mayo de 2021, prohibió de nueva cuenta y tajantemente a los curas católicos bendecir a las parejas del mismo sexo, en un polémico documento que no contó con la aprobación del Papa Francisco, quién no fue informado del mismo.

Los obispos flamencos admiten que, en los templos, pueda celebrarse un “momento de oración” para que dos personas homosexuales puedan expresar su “compromiso ante Dios y hacia los demás” y para que la comunidad pueda rezar “para que la gracia de Dios actúe en ellos”. Se trataría de una “oración por el amor y la fidelidad”. Sin embargo, durante el rito debe quedar clara la diferencia con lo que la Iglesia entiende por “matrimonio sacramental”. Los obispos flamencos exclamaron:


“Algunos homosexuales eligen vivir en pareja, en una relación duradera y fiel. Merecen igualmente nuestro reconocimiento y apoyo. Aunque no puede ser un matrimonio religioso, este tipo de religión puede ser fuente de paz y felicidad compartida”.


La de los obispos flamencos es una postura muy similar a la que sostiene el Papa Francisco, quien en una reciente entrevista se mostró a favor de aprobar leyes civiles para defender los derechos de las parejas homosexuales, aunque no pudiera tratarse de un sacramento:


“Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar cubiertos legalmente”. “Yo defendí eso”.

El tema está sobre la mesa. Sin embargo, la postura de la Iglesia Católica sobre la diversidad sexual sigue siendo tajante y no parece avanzar. Y peor aún: encuentra el apoyo en grupos pseudo protectores de la familia y “la moral”, quiénes, buscan con oportunismo, satisfacer algunas de sus propias ambiciones bajo esta máscara de “bondad”. Muchos de estos grupos, esconden tras de sí vínculos terribles con prácticas abominables como la trata de blancas y de niños y nexos con grupos criminales o de gente muy poderosa. Y su cercanía con la Iglesia Católica encuentra un escondite muy eficaz.


Lo cierto es que el mundo y la humanidad siguen avanzando. Y mientras las religiones siguen estancadas en sus dogmas, cada día es más evidente la pérdida de feligreses. Y si quieren frenar su tendencia a la desaparición, van a tener que tomar una postura, no moderna ni convenenciera, sino simplemente lógica ante una inevitable realidad: la diversidad sexual existe, siempre ha existido y existirá. ¿Cuándo lo entenderán?


LECTURA SUGERIDA:


*Fréderic Martel: “Sodoma: Poder y escándalo en El Vaticano”, Roca Editorial, Francia (2019).



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