Por Luis Miguel Romero
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En la historia del Séptimo Arte, han desfilado personalidades excepcionales, cuyas vidas fueron tan fulgurantes como sus carreras. En esta ocasión, en este espacio de #Divas, es momento de recordar a una mujer que hizo historia. Se trata de la primera gran estrella femenina de origen asiático en brillar en Hollywood, y también de la primera estrella femenina de cine de origen asiático en tener reconocimiento internacional. Se trata de la bella, talentosa, y extraordinaria Anna May Wong.
Wong Liu Tsong (黃柳霜), que significa “Escarcha de Sauce”, nació en 3 de enero de 1905 en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Fue la segunda de siete hijos del comerciante Wong Sam-sing y de su segunda esposa, Lee Gon-toy. Sus padres eran chino- estadounidenses de segunda generación. Creció en un barrio ubicado muy cerca del Chinatown de Los Ángeles. Desde muy pequeña se sintió atraída por el cine, pues las películas se filmaban muy cerca de su casa. Asidua de asistir a las filmaciones, se ganó el apodo de “CCC” (“Curious China Child”). Su nombre profesional lo tomó de la traducción de su propio nombre al inglés. Pronto, comenzó a ser invitada a actuar como extra. Debutó en la película “The Red Lantern” (1919), protagonizada por la actriz Alla Nazimova. Poco a poco comenzó a aparecer en roles más significativos, obteniendo su primer crédito en la cinta “Bits of Life” (1921). En 1922, Wong recibió su primera oportunidad estelar en la cinta “The Toll of the Sea”, una versión cinematográfica silente de “Madama Butterfly”. Esta película fue además la primera producción a colores de la Metro-Goldwyn-Mayer.
Por desgracia, a pesar del éxito y popularidad que Wong conquistó, el racismo se hizo presente. Su origen étnico limitó sus oportunidades en Hollywood. Fue encasillada en determinado tipo de personajes, incluyendo el de la “Dragon Lady”, un estereotipo del cine sobre las mujeres asiáticas que las presenta como traidoras, seductoras, intrigantes y desconfiables. Wong intentó frenar este estereotipo y creó su propia casa productora, cuya intención era filmar películas basadas en los mitos chinos. Por desgracia, el proyecto fracasó cuando su socio comercial fue involucrado en prácticas deshonestas.
En esa época, las Leyes contra el Mestizaje de los Estados Unidos, impedían la unión de parejas interraciales. Esto también impactaba en el cine. A menos de que no encontrara actores estelares asiáticos para sus películas, Anna May no podía formar pareja con actores caucásicos. Un beso interracial en pantalla estaba prohibido. Anna es, junto con Mae West, las únicas actrices de Hollywood que jamás dieron besos en las películas.
Aún así Wong continuaba siendo popular. En 1926, ella y la actriz Norma Talmadge, pusieron las primeras piedras del famoso Teatro Chino de Grauman.
La falta de oportunidades llevó a Anna a emigrar a Europa. Allí logró una gran popularidad, filmando en Alemania y Reino Unido. Quizá el filme británico “Piccadilly” (1929), sea su película más significativa de su período europeo.
Con la llegada del cine sonoro, Wong regresó a los Estados Unidos. Fue contratada por Paramount Pictures. Con la promesa de filmar para el cineasta Josef von Sternberg, Wong apareció en la cinta “Daughter of the Dragon”, que nuevamente la encasillaba en el estereotipo de “Dragon Lady”. Allí compartió escena con el actor japonés Sessue Hayakawa, la única estrella masculina asiática de la época en Hollywood. Ambos recibieron un sueldo inferior al de actores caucásicos, a pesar de ser las estrellas del filme, en otro caso de racismo en el cine.
Posteriormente Wong apareció junto a Marlene Dietrich en la cinta “Shanghai Express” (1931), bajo la dirección de von Sternberg, la cual fue todo un éxito. Por desgracia, a pesar de sus esfuerzos, le quitaron la oportunidad de trabajar en varias cintas. En “The Son-Daughter”, le dieron el papel estelar a Helen Hayes, pues la Metro la consideró “demasiado china” para el personaje. Pero la peor afrenta la vivió cuando, a pesar de sus esfuerzos, le negaron la posibilidad de estelarizar la cinta “The Good Earth”, dándole el papel a la actriz caucásica Luise Rainer, quién obtuvo el Premio Óscar. Este fue uno de los casos de discriminación más terribles en la Historia del cine.
Tras esta decepción, Wong se embarcó en una fructífera gira por China, compartiendo sus experiencias con el público estadounidense a través de diarios y revistas de cine.
De vuelta en Hollywood a fines de los años 1930s, la actriz realizó una serie de películas de Serie-B, es decir, de bajo presupuesto, pero que no mostraban ningún estereotipo o clichés negativos sobre las personas asiáticas. En esa misma época, la actriz también se sumó a causas de ayuda para apoyar a China durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
Para la década de los 1950s, la actriz se integró a la televisión. En 1951 protagonizó una serie policíaca de televisión titulada “La galería de Madame Liu-Tsong”, producida por la desaparecida cadena DuMont Television Network. En 1960, recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, siendo la primera actriz asiático-americana en recibir dicho reconocimiento. En ese mismo año, realizó su última película, “Portrait in Black”, protagonizada por Lana Turner.
En su vida personal, a Wong se le conocieron pocas relaciones amorosas. En los años 1920s, tuvo un romance con el cineasta Tod Browning. Sin embargo, en la época también se habló de relaciones amorosas con mujeres cómo Marlene Dietrich y la actriz teatral y cantante Cecil Cunningham. Esto jamás se comprobó. Lo cierto es que, en una entrevista en China, Wong manifestó su deseo de nunca casarse afirmando “estar casada con su arte”.
Wong invirtió sabiamente en bienes raíces y fue propietaria de varios apartamentos en Santa Mónica llamados “Moongate Apartments”, mismos que administró durante muchos años. Wong también tuvo problemas de alcoholismo derivados de la fuerte depresión que sufrió, generada en gran medida por los límites que siempre tuvo en Hollywood por su origen racial.
Anna May Wong falleció el 3 de febrero de 1961 en su casa de Santa Mónica, California como consecuencia de un ataque fulminante al corazón. Fue incinerada y sus restos reposan junto a los de su madre y su hermana en el Cementerio Angelus-Rosedale, en Los Ángeles.
Anna May Wong es considerada el día de hoy una figura mítica y de suma importancia histórica por la visibilidad que dio en el Séptimo Arte a las actrices, y mujeres en general, de origen asiático. A menudo el drama que enfrentó por cuestiones racistas en el Hollywood de la época, han sido tomados como referencia en muchos medios; Wong ejemplifica a la perfección a la ”Butterfly Lady”, curiosamente otro estereotipo de la mujer asiática en Hollywood, que las representa como mujeres sumisas, delicadas, melancólicas y de vidas trágicas y tristes. Wong, es mencionada en películas como “M Butterfly” (1993), de David Cronenberg, o en la novela “China Doll”, de la autora Elizabeth Wong. Wong también ha sido representada en la serie “Hollywood” (2020), de Ryan Murphy, interpretada por la actriz Michelle Krusiec, y en la película “Babylon” (2022), de Damien Chazelle, interpretada por la actriz Li Jun Li. Al parecer, una película biográfica sobre Wong ya se está preparando y se menciona a la actriz Gemma Chan para interpretarla.
Wong también es una de las cuatro damas multiétnicas del cine honradas en un monumento en el cruce Hollywood-La Brea, en Los Ángeles, diseñado por Catherine Hardwicke. Las otras tres son Dolores del Río (latina), Dorothy Dandridge (afroamericana) y Mae West (caucásica). En 2022, una moneda conmemorativa de 50 centavos con el rostro de Wong comenzó a circular como edición limitada en los Estados Unidos.
Aún el día de hoy, Hollywood se encuentra adaptándose a los nuevos tiempos. La presencia de actores de las minorías ya es cada vez más constante, y los estereotipos y clichés tienden a desaparecer. Y la gran Anna May Wong fue una de las pioneras de este camino, y por ello y mucho más, tiene un lugar seguro en el Panteón de las Grandes Diosas del Séptimo Arte.
LECTURA SUGERIDA:
*Shirley Jennifer Lim: “Anna May Wong: Performing the Modern”, Philadelphia: Temple University Press, (2019).
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