Por Luis Miguel Romero
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Tal vez no existe otra figura de la escena musical latinoamericana que sea objeto de veneración y culto como lo es Celia Cruz, la bien llamada "Reina de la Salsa". Ríos de tinta han corrido para hablar de su vida y el importante legado musical que heredó al mundo. Y es que, además del reconocimiento y aprecio por su vasto catálogo musical, Celia Cruz también conquistó el cariño de varias generaciones del público gracias a su indiscutible carisma. Este espacio de #Divas está dedicado a repasar brevemente su vida y obra.
Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso nació en La Habana, Cuba el 21 de octubre de 1925. Fue una de los tres hijos de Simón Cruz, fogonero de ferrocarriles, y de Catalina Alfonso, ama de casa. Su amor por la música brotó desde una edad muy temprana, cuando arrullaba a sus hermanos menores con canciones de cuna. Sin embargo, su padre le exigió estudiar una carrera y se decidió por el magisterio. No terminó la carrera. Su vocación musical la llamó y se matriculó en el Conservatorio Nacional de Música. Pronto, Celia comenzó a a cantar el programas radiofónicos de aficionados y cafés cantantes.
Fue en 1948 cuando Celia es invitada a integrarse al grupo musical Las Mulatas de Fuego, junto con las cantantes Xiomara Alfaro y Elena Burke. El grupo obtuvo un éxito moderado y llegaron a realizar giras por México y Venezuela. En 1950, la cantante puertorriqueña Myrta Silva, quién fungía como vocalista de la popular agrupación cubana la Sonora Matancera, abandona al grupo para volver a su país. Es entonces cuando el empresario Rafael Sotolongo, invita a Celia a convertirse en vocalista de la agrupación. Fue justo también, en su ingreso a la agrupación, cuando Celia conoce a Pedro Knight, trompetista del grupo, con quién inicia una larga relación sentimental, misma que derivó en matrimonio en 1962 y que se prolongó por el resto de su vida.
La asociación musical entre Celia y la Sonora Matancera se prolonga por más de una década. Durante la década de los 1950s, la popular agrupación de música tropical logra la consagración por todo el continente americano y Europa. Juntos grabaron dieciocho álbumes y realizaron giras masivas. El éxito de Celia y la Matancera florece a la par del estallido de la Revolución Cubana. Se afirma que el líder revolucionario Fidel Castro era fanático de su música cuando estaba en la sierra cubana en medio de la Revolución. Él escuchaba a Celia cantar “Burundanga”. Ambos coincidieron solo una vez en una fiesta poco después del triunfo de la Revolución. Castro mostró interés en saludarla y Celia lo evitó. Poco después Celia salió de Cuba para no volver jamás. En 1960, Celia se instala en México. Después de un año en el país azteca, Celia y su marido rompen su asociación musical con la Matancera y toman los Estados Unidos como su lugar de residencia definitivo. ¿Por qué eligió a los Estados Unidos como su lugar de residencia, específicamente la ciudad de Nueva York? Por el clima. El calor de Miami (donde se encuentra la mayor concentración de población de origen cubano en la Unión Americana) era tan intenso, que la obligaba a instalar aire acondicionado, fatal para la voz de un cantante.
En 1965, Celia graba su primer álbum como solista. Fue en 1966 cuando inicia su relación musical con el mítico músico dominicano Tito Puente. Ambos graban juntos seis álbumes de gran éxito. Posteriormente entra en contacto con el nuevo movimiento musical de la Salsa, surgido en Nueva York. Fue el músico Larry Harlow, artista del sello discográfico de salsa Fania, quién la invita a cantar en un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York en 1973. A partir de ese momento, Celia se integra al Fania All-Stars, un conjunto que reunía a los mejores artistas de salsa del mundo, entre los que se encontraban leyendas como Johnny Pacheco, Willie Colón y Héctor Lavoe. La asociación musical de Celia con la gente de Fania se prolonga durante la década de los 1970s y los 1980s. En 1974, Celia y sus colegas participan en un mítico concierto en Zaire, África, junto a algunos de los más populares cantantes del mundo.
En 1982, Celia tiene un breve reencuentro con la Sonora Matancera, del cual se desprende un nuevo álbum. En ese mismo año, Celia recibe el primer homenaje de su fructífera carrera en el Madison Square Garden de Nueva York. En 1987, un concierto de Celia en Tenerife, España, logra ingresar al Libro de Récords Guinness como el disco de libre entrada en congregar a más gente hasta ese momento en la Historia. En ese mismo año, obtuvo su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. En 1989, Celia obtiene el primer Premio Grammy de su carrera.
En 1990, Celia piso suelo cubano por primera vez en casi de tres décadas , en un concierto en la base estadounidense de Guantánamo. Allí tomó tierra de Cuba y pidió que esta se colocara en su tumba cuando ella muriera. Celia comenzó a ser considerada como la Madre Musical de toda una generación que encumbró el género de la salsa. En el mundo de la música también realizó el crossover al mercado anglosajón. Colaboró con artistas como Dionne Warwick, Patti LaBelle, Gloria Gaynor y Wycleaf Jean, entre otros. En 1994, Celia recibió el premio National Endowment for the Arts, de manos del entonces presidente estadounidense Bill Clinton, que constituye el más alto reconocimiento que otorga el gobierno de los Estados Unidos a un artista.
Celia tuvo acercamientos fugaces con el mundo del actuación. En 1992 actuó en la película “Mambo Kings”, con Antonio Banderas y Armand Assante. En 1995 actuó también en “The Perez Family”, con Alfred Molina y Anjelica Huston. En México incursionó en la industria de las telenovelas. Interpretó a una sacerdotisa santera en “Valentina” (1993), junto a Verónica Castro y actuó en una versión muy libre de la película “Angelitos Negros” titulada “El alma no tiene color” (1997), donde encarnó el personaje de una mujer de raza negra que da a luz a una hija blanca.
En vida, la misma Celia mostró interés en plasmar su biografía en la Gran Pantalla. La presentadora de televisión Cristina Saralegui, amiga cercana de Celia, tuvo durante muchos años la idea de producir junto a su marido una película basada en su vida. La película iba a ser una producción de Hollywood y la propia Celia había elegido a la actriz estadounidense Whoopi Goldberg para caracterizarla. Esta situación levantó ámpulas. Muchos fans exigían que el personaje de Celia fuera interpretado por una actriz latina. La misma Goldberg investigó sobre la vida de Celia y según sus propias palabras “soñaba con ponerme esas maravillosas pelucas”. Pero Hollywood dijo no al proyecto después de varios años de negociaciones: “Celia tiene una vida maravillosa, una carrera impecable, pero no hay nada trágico o escandaloso para contar sobre ella”. Estas palabras fueron emitidas por varios productores de La Meca del Cine.
Aquí se abre un paréntesis para hablar de un detalle singular y característico de Celia: sus famosas pelucas. ¿De dónde surgió su gusto por ellas? La misma Celia reveló: “Las descubrí en los años 60s en Los Ángeles y las comencé a comprar en los catálogos. Y es que las mujeres negras pasábamos horas en el salón de belleza alaciando el cabello. Yo pasaba hasta siete horas en una sesión de alaciado. Las pelucas me facilitaron la vida”.
En sus últimos años, Celia continuó disfrutando de la gloria musical, convertida ya en una leyenda viviente. En 1998 lanzó el disco "Mi vida es cantar", del cual se desprende uno de sus temas más exitosos: "La vida es un carnaval". En el año 2000, lanza un nuevo disco bajo el auspicio de Sony Music: "Celia and Friends", grabado en vivo y en donde alternó de nuevo con Tito Puente. En ese mismo año, fue galardonada con su primer Grammy Latino. En 2001, el disco "Siempre viviré" la hace acreedora de su segundo Grammy Latino. En 2002, lanza el álbum "La negra tiene tumbao", donde incursiona en nuevos ritmos musicales como el rap y el hip hop. Por este disco obtiene su tercer Grammy Latino y su segundo Grammy estadounidense.
En 2002, Celia es diagnosticada con un tumor cerebral muy agresivo, sometiéndose a una operación para extirparlo a finales de ese año, para luego intentar retomar su carrera artística. En 2003, la estrella fue objeto de un homenaje por parte de la cadena hispana estadounidense Telemundo, en el que participaron figuras como Gloria Estefan, Marc Anthony, Olga Tañón, La India, Gloria Gaynor y Patti LaBelle, entre otros. Esta fue su última aparición pública.
Celia Cruz falleció el 16 de julio de 2003 en su casa de Fort Lee (Nueva Jersey) a la edad de 77 años. Sus restos mortales fueron primero trasladados a Miami para recibir el homenaje de sus admiradores del exilio cubano. Finalmente, fue depositada en el Cementerio Woodlawn de El Bronx (Nueva York).
En 2005, el Museo Nacional de Historia Americana, administrado por el Instituto Smithsoniano y ubicado en Washington D. C. , inauguró "¡Azúcar!" , una exposición sobre la vida y carrera de Celia. En 2011, la estrella fue honrada por el Servicio Postal de los Estados Unidos con un sello conmemorativo. En vida, la cantante también obtuvo tres doctorados Honoris Causa por las universidades de Yale, Florida y Miami.
En 2016, la cadena Telemundo emitió una teleserie biográfica sobre Celia. También hay un musical inspirado en su vida que está presentándose en diversos puntos de América Latina.
Revisando la vida y obra de Celia, sobresale, desde luego, la forma en que se reinventó y se mantuvo en la cima del éxito durante varias décadas y abarcando varias generaciones. Sobre una posible sucesora de su legado musical se han manejado varias candidatas. Gloria Estefan es considerada como la sucesora de Celia en cuanto a su “matriarcado” en el espectáculo latinoamericano. Celia dijo una vez que solo la cantante mexicana Yuri cabría en sus zapatos. También admiraba la voz y el estilo de La India y ella misma la bautizó como “La Princesa de la Salsa”.
Estos son solo algunos aspectos que se comparten sobre la vida y obra de Celia. Lo más importante ya está escrito. Está escrito en sus cientos de grabaciones musicales, en las salsas, las guarachas, los mambos, boleros, sones montunos o guaguancós que interpretó. Para comprender la grandeza de Celia solo basta escuchar “La vida es un carnaval”, “El yerbero moderno”, “Burundanga”, “Tu voz”, “Oye como va”, “La negra tiene tumbao” y tantas y tantas melodías más.
LECTURA SUGERIDA:
*Ana Cristina Reymundo / Celia Cruz: "Mi vida", Ediciones B (2004).
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