Por Luis Miguel Romero
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Entre la galería de personalidades del espectáculo mexicano que, sin duda alguna, “se robaron” el siglo XX, sin duda alguna se encuentra Irma Serrano “La Tigresa”. Actriz, cantante, productora y política, esta singular mujer logró tejer a su alrededor todo un mito que, lo mismo fascinaba al grueso del público y a la prensa amarillista y "del corazón", que hasta a la intelectualidad y a los altos círculos entre los que supo moverse sin perder un ápice de su estridente personalidad. Aquí un recorrido a su vida y carrera.
Irma Consuelo Cielo Serrano Castro, nació el 9 de diciembre de 1933 en Comitán de Domínguez, Chiapas, México. Fue hija de Santiago Serrano Ruiz “El Chanti”, periodista, impresor, escritor y poeta, y de María Castro Domínguez, rica hacendada propietaria de varias haciendas. Tuvo dos hermanos mayores, Mario y Yolanda. Serrano también era prima de la poetisa, Rosario Castellanos. Fue una buena estudiante, y desde niña, le gustaba recitar poesía y cantar. Con catorce años de edad, se instaló en la Ciudad de México, donde vivió con su prima Rosario, y gracias a los contactos y referencias de ésta, comenzó a incursionar en el espectáculo. Llegó a formar parte del ballet de la bailarina Chelo La Rué. En sus tempranos inicios, también fue modelo y posó desnuda para el muralista Diego Rivera. Su vida sentimental siempre fue azarosa. En esa época, vivió un romance con el político y entonces gobernador de Veracruz, Fernando Casas Alemán. Posteriormente también tuvo amoríos con el político Alejo Peralta.
En 1962, Serrano debutó en el cine con un pequeño rol en la cinta de ciencia ficción “Santo vs. los zombies”, protagonizada por el popular luchador “El Santo”. También trabajó con Mario Moreno “Cantinflas” en la cinta “El extra” (1962). En 1963, obtiene su primer rol destacado en la cinta “Tiburoneros”, del cineasta Luis Alcoriza.
El debut de Serrano como cantante es más bien peculiar. Se cuenta que un ejecutivo de Columbia Records irrumpió en un set de filmación para firmar a la actriz y cantante Irma Dorantes. El hombre confundió a Serrano con Dorantes y la llevó a firmar su primer contrato discográfico. Fue todo un éxito. Su voz ronca, estilo agresivo y desenfadado, sumado a su exótica belleza, de grandes y expresivos ojos verdes, cabellera oscura, figura generosa y un característico lunar pintado en medio de la frente, le otorgaron enorme popularidad.
En 1967, su canción “La Martina”, logró un récord en ventas dentro de la música regional mexicana. A partir de 1968, Serrano comenzó a utilizar el seudónimo de “La Tigresa”, apodo que tomó de una fotonovela homónima de superhéroes que había protagonizado y que fue realizada por José Guadalupe Cruz.
Entre 1964 y 1970, Serrano afirmó ser amante del entonces presidente de México Gustavo Díaz Ordaz. En ese momento, “La Tigresa” gozó de gran poder e inmunidad política. La polémica actriz afirmaba que ella le asesoró en la masacre de estudiantes de Tlatelolco, en 1968. Además, también afirmaba que le abofeteó en la Residencia Oficial de Los Pinos y que el político le obsequió la cama que perteneció a la emperatriz Carlota de México.
En 1972, Serrano adquirió el Teatro Virginia Fábregas, el cual remodeló y le cambió el nombre a Teatro Fru Fru. Allí comenzó a producir numerosas obras que ella misma protagonizó. Allí estrenó en 1973 la obra “Naná”, adaptación libre de la propia Serrano de la novela homónima de Emile Zolá, y la cual narra las andanzas de una cortesana de la época del Segundo Imperio Francés. La obra escandalizó a todo el mundo por sus polémicos desnudos, lenguaje explícito y escenas lésbicas, pero fue un éxito arrollador, permaneciendo tres años en cartelera. En 1975, la actriz se asoció con el actor y director Alejandro Jodorowsky para realizar la obra teatral “Lucrecia Borgia”. Sin embargo, diferencias entre los dos provocaron una disputa que causó que ambos produjeran de manera independiente su propia versión de la obra. La versión de Serrano era inferior en calidad, pero arrasó en taquilla. Serrano continuaría produciendo polémicas obras de teatro en el Fru Frú, tales como “Una dama sin camelias” y “Oh…Calcuta”.
A inicios de los 1980s, Serrano se asoció con el productor y director Pablo Leder para realizar una serie de polémicas obras de teatro eróticas en un concepto llamado “Teatro a la medianoche”. De este formato destaca la obra “Las Emanuele” (1984), donde Serrano unió talento con la actriz Isela Vega. También participó en la obra de temática lésbica “El pozo de la soledad”, dirigida por Nancy Cárdenas y estelarizada junto a Sonia Infante. “Nana” fue llevada al cine en 1985, bajo la dirección de Rafael Baledón. Su última aparición en el cine fue en la película “Las amantes del señor de la noche” (1986), dirigida por Isela Vega.
En 1978, Serrano lanzó su polémico libro autobiográfico “A calzón amarrado”, donde reveló, sin tapujos, aspectos de su vida íntima, del espectáculo y la política. El libro rompió récords de ventas.
Durante la década de los 1990s, Serrano, comenzaría su carrera dentro de la política, ocupando un puesto en el Senado de México y siendo diputada por el estado de Chiapas. Fue militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), después del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y finalmente trabajó de forma independiente.
Polémica, temperamental, escandalosa, extravagante, pero siempre auténtica y original, “La Tigresa” tenía gran pasión por las antigüedades, acumulando una gran cantidad de muebles, joyas y otras reliquias, mismas que decoraban “Cielo Serrano”, su fastuosa mansión en las Lomas de Chapultepec, de la capital mexicana. Siempre rodeada del escándalo y del show mediático, “La Tigresa” fue figura omnipresente de los tabloides, revistas y programas televisivos del corazón, principalmente por sus refriegas en la política y el espectáculo. Sin embargo, hasta un grupo fiel de intelectuales la adoraban. Ella se creó un mito y personaje público que encarnó magistralmente.
En 2005, la actriz realizó su última actuación en la telenovela “La madrastra”. Después de varios escándalos y constantes apariciones en los medios, la también cantante pasó sus últimos años en el semi retiro, acompañada de sus familiares más allegados en una residencia en Tuxtla Gutiérrez.
Irma Serrano “La Tigresa” falleció el 1 de marzo de 2023 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a los 89 años de edad por causas naturales. Con su muerte, se va una de las leyendas más polémicas del espectáculo mexicano del siglo XX. Pero, independientemente de su extravagante personalidad, vale la pena reconocer en Irma Serrano a una mujer valiente, que se atrevió a desafiar los convencionalismos de una rígida moral mexicana de la época. Fue una mujer exitosa que triunfó y vivió como le dió la gana. Fue una mujer disruptiva en una época donde esto, era sinónimo de escándalo.
LECTURA SUGERIDA:
*Irma Serrano / Elisa Robledo: “A calzón amarrado” Ed. Selector, México (1978).
*Irma Serrano / Elisa Robledo: “Sin pelos en la lengua”, Ed. Selector, México (1979)
*Irma Serrano / Elisa Robledo: “Una loca en la polaca”, Ed. Selector, México (1992).
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