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Foto del escritorLuis Miguel Romero

Sasha Montenegro: Mito erótico de una generación

Actualizado: 12 abr 2024

Por Luis Miguel Romero


Facebook: @LuisMiguelR02 

Instagram: @luismiguelr03


Durante las décadas de los 1970s y 1980s, una de las mujeres más admiradas y deseadas de México y de varios países de Habla Hispana fue, sin duda, Sasha Montenegro. Y es que Montenegro, fue la estrella indiscutible de un par de géneros cinematográficos endémicos de México: El Cine de Ficheras y las Sexycomedias. Ambos géneros fílmicos llenaron las taquillas de los cines en México en una época en donde la industria fílmica nacional se encontraba en severa crisis y los productores de cine, avalados por la Revolución Sexual y el “destape” que se vivía en el mundo, aprovecharon para atraer público a los cines valiéndose de estos géneros de explotación en donde la presencia de bellas mujeres desnudas y las tramas con tintes eróticos, servían como un imán para las audiencias. Como se mencionó previamente, Sasha Montenegro fue la figura central de estos géneros. Criticada por muchos, admirada por otros, pero lo cierto es que esta mujer se atrevió a romper esquemas entre una sociedad de doble moral y una chocante censura en los medios. Aquí un poco de su vida y carrera.



Aleksandra Acimovic Popovic nació el 20 de enero de 1946 en Bari, Italia. Fue hija única de Zivojin Aćimović y Silvia Popović, un matrimonio originario de la hoy desaparecida República Federal de Yugoslavia (hoy Serbia y Montenegro). Su familia petrenecía a una familia aristócrata de la región de Montenegro que fue asesinada en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando Sasha era apenas un bebé, su familia se instaló en Argentina, en donde su padre falleció poco después. Su madre contrajo segundas nupcias con un rico empresario argentino. Con el procreó dos hijos más, Andrea Silvia y Claudio Ricardo. Sasha creció y cursó sus estudios básicos entre Mendoza y Buenos Aires.



La belleza de Sasha era incuestionable. Alta, de rostro muy atractivo, cuerpo escultural, de una piel de blancura nívea, cabellera azabache y dotada además de una personalidad muy fuerte. Comenzó a trabajar como modelo en Argentina. Allí conoció a Manuel Rodríguez, empresario mexicano originario de Zacatecas, quién la invita a modelar en México.  Así, en 1969, llegó a suelo mexicano. Nunca regresó a Argentina. Como modelo, pronto comenzó a ser solicitada para aparecer en las famosas fotonovelas de la época. Pronto, su belleza y personalidad llamaron la atención de productores de cine y comenzó a trabajar con la representante artística Blanca Estela Limón. Fue entonces cuando decidió adoptar su nombre profesional, pues su nombre real no era precisamente muy comercial.  “Sasha” sonaba muy exótico y europeo; como apellido le agregó el nombre de su país natal. Así surgió “Sasha Montenegro”, un nombre llamativo y francamente inolvidable para el público.



Sasha debutó en el cine en 1972 en la película “Un sueño de amor”, dirigida por Rubén Galindo y en donde compartió créditos como el cantante José José y Verónica Castro. A partir de allí, realiza pequeños roles en cintas como “Hijazo de mi vidaza” (1972), junto al dúo cómico Los Polivoces; “Esperanza“ (1973), de Luis Alcoriza, así como tres películas junto al popular luchador El Santo. En la televisión debutó en 1973 con un rol en la telenovela “Ana del aire”, protagonizada por Angélica María para Televisa.


En 1975, Sasha es contratada por los Hermanos Calderón, notables productores de cine para realizar una película independiente. Se trató de una adaptación fílmica de la obra teatral “Las ficheras”, obra picaresca de gran éxito escrita por el comediante Víctor Manuel “El Güero” Castro. Esta versión fílmica, dirigida por Miguel M. Delgado, fue renombrada como “Bellas de noche”. La cinta marca un hito, pues se convierte en la cinta que inaugura el género mexicano del Cine de ficheras, una variante del cine erótico cuyas estrellas eran mujeres del trabajo sexual y cabareteras. En la cinta, Sasha compartió créditos con Jorge Rivero, Carmen Salinas, Rosa Carmina, Leticia Perdigón y otros más, y sorprendió a las audiencias con sus audaces escenas de desnudos. La película rompió récord en taquilla y Sasha se convirtió en uno de los máximos símbolos sexuales del México de la época. 



Del género de las ficheras, pronto se derivó otro sub-género fílmico de bajo presupuesto, de explotación y camp: las Sexycomedias mexicanas. Sasha se convirtió, junto con otras figuras como Angélica Chaín, Isela Vega o Lyn May, en la reina absoluta de este género, en donde mostró su cuerpo al desnudo en numerosas escenas, rodeada de viriles galanes, cómicos albureros y esculturales vedettes.



La actriz se convirtió en una de las mujeres más criticadas de su tiempo. Sin embargo, se reconoce en Sasha Montenegro el valor de realizar un cine diferente y audaz en un México sumido en el machismo, la misoginia, la censura absurda y la doble moral, en donde ver a una mujer independiente, sexualmente liberada y atrevida, era considerado como una ofensa a la rígida e hipócrita moral. 


Pero no todo en la cinematografía de Montenegro fueron desnudos, albures y picardías. En su filmografía hay títulos bastante destacados como “La vida difícil de una mujer fácil” (José María Fernández Unsáin, 1977), “Los japoneses no esperan” (José María Fernández Unsáin, 1978), “Llámenme Mike” (Alfredo Gurrola, 1978), “Con el cuerpo prestado” (Tulio Demicheli, 1983), “Pedro Navaja” (Alfonso Rosas Priego, 1984) y “Playa prohibida” (Enrique Gómez Vadillo, 1985), entre otras más. Además, Sasha también participó como antagonista de la popular telenovela “Rina” (1977), y fue la protagonista del melodrama “Una mujer marcada” (1979), producida por Ernesto Alonso para Televisa.





En pleno auge de las vedettes en México, Sasha también montó su propio espectáculo de cabaret, llegando a presentarse con gran éxito en numerosos teatros y centros nocturnos.

Con el declive de las Sexycomedias a fines de los 1980s, Sasha decide retirarse del espectáculo. A ello también contribuyeron circunstancias de su vida personal. 



Sasha se relaciona sentimentalmente con el político José López Portillo, presidente de México entre 1976 y 1982. Se cree erróneamente que Sasha tuvo amores con el político cuando aún era presidente, pero lo cierto es que su relación inició una vez que López Portillo salió del poder. Se conocieron de forma casual en Sevilla, España, en donde Sasha estaba de gira en una obra e iniciaron formalmente su relación a mediados de los 1980s. La cuestión es que López Portillo seguía casado con Carmen Romano, la madre de sus tres hijos mayores quién, inicialmente, se negó a otorgarle el divorcio.

Con López Portillo, Sasha procreó dos hijos: Nabila (nacida en 1985) y Alexander (nacido en 1987).


En 1991, López Portillo obtuvo el divorcio y contrajo matrimonio con Montenegro ante la ley. En 2000, tras la muerte de Carmen Romano, Montenegro y López Portillo se casaron por la vía religiosa.


En 1997, la actriz enfrentó una de sus polémicas más mediáticas, luego de que entabló una batalla legal contra la periodista Isabel Arvide, quién la insultó públicamente y puso en duda la paternidad de sus hijos. El mediático conflicto concluyó con la victoria de Sasha y la sanción legal a la periodista.



Pero en el año 2001, los hijos mayores de López Portillo, quién ya era un hombre de edad y estaba aquejado por una parálisis a consecuencia de una embolia, se llevaron a su padre con ellos e iniciaron una batalla legal en contra de Montenegro. El ex-mandatario inició un proceso de divorcio contra Sasha, mismo que quedó inconcluso, pues la muerte sorprendió al político el 17 de febrero de 2004. Sasha se convirtió entonces en su legítima viuda y dueña de la famosa mansión conocida como La Colina del Perro, ubicada al occidente de la Ciudad de México.


En 2002, Sasha retomó su carrera como actriz actuando en el melodrama “Las vías del amor”. Tras su viudez, la actriz se retiró de nuevo de la vida pública. Entre sus últimas actividades relacionadas con el espectáculo se encuentran un cameo en la cinta canadiense “The End of Silence” (Anita Doron, 2006), y el brindar asesoría a la cineasta María José Cuevas para la realización del documental “Bellas de noche” (2016), un homenaje a las vedettes de los 1970s y 1980s.



Sasha Montenegro estuvo aquejada en sus últimos momentos por un cáncer de pulmón. Este le provocó un derrame cerebral que puso fin a la vida de la actriz, la noche del 14 de febrero de 2024 en Cuernavaca, Morelos, donde la actriz radicaba desde unos años atrás. Curiosamente falleció casi 20 años después que su controvertido marido.


Sasha Montenegro ha quedado grabada en la memoria colectiva de toda una generación de mexicanos que vió en ella a uno de los más altos ideales eróticos de una época pujante de transformación social. Más allá de su imagen como símbolo sexual, queda el recuerdo de una mujer que se atrevió a romper con tabúes y rígidos cánones morales de una época, que se atrevió a hacer lo que pocas actrices de su época se atrevían, que mostró la belleza de su cuerpo en una época inquisidora y severa con una mujer que se atrevía a ello. En pocas palabras, y aunque la palabra suene ya chocante, fue una transgresora.



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