Por Luis Miguel Romero
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Sin duda alguna, uno de los episodios más terribles y vergonzosos de la Historia de la humanidad es el tráfico de esclavos en el Océano Atlántico. Durante más de cuatro siglos, millones de personas originarias del África Negra, fueron explotadas y cosificadas por europeos y árabes quiénes, con un absurdo complejo de superioridad racial, los utilizaron para sus propios fines personales. En la historia del Séptimo Arte, específicamente del cine de Hollywood, la esclavitud de las personas de color ha sido plasmada y denunciada en importantes filmes, desde “The Purple Color” (en sus dos versiones, en 1985 y 2023) hasta “12 Years a Slave” (2013). Pero en 1975, los grandes estudios de Hollywood se atrevieron a producir una historia diferente sobre el racismo y los abusos en las plantaciones del sur de los Estados Unidos. Dicha cinta causó controversia por abordar explícitamente un tema tabú dentro de la esclavitud negra: la sexualidad. El filme en cuestión, y a quién se dedica este espacio de #Cine es “Mandingo”.
“Mandingo” es una película estadounidense de 1975. Fue producida por el célebre productor italiano Dino De Laurentiis, famoso por sus grandes producciones internacionales ostentosas y millonarias, y dirigida por Richard Fleischer. Fue protagonizada por el boxeador afroamericano Ken Norton, con las actuaciones estelares de James Mason, Perry King, Brenda Sykes, Lillyan Hayman y Susan George.
Está basada en la novela homónima de Kyle Onstott, publicada en 1957. Dicha novela causó controversia internacional al momento de su publicación por abordar, de una manera explícita, muchos detalles sobre la sexualidad de los esclavos negros en las plantaciones del sur de la Unión Americana. Muchos acusaron al autor de sensacionalismo y de valerse de situaciones sexuales grotescas para vender libros. Sin embargo, un hecho irrefutable es que los esclavos originarios del África sufrieron de terribles vejaciones, incluso tal vez peores que los castigos y maltratos físicos y psicológicos, en el campo de la sexualidad: violaciones, torturas, incesto, pedofilia y muchas abominaciones más.
La trama de la película es la siguiente:
La historia se desarrolla en Flaconhurst, una plantación ubicada en el sur de los Estados Unidos, antes de la Guerra Civil. Dicho lugar es propiedad del viudo Warren Maxwell (James Mason) y dirigida en gran parte por su hijo, Hammond (Perry King). Dicho lugar es utilizado como un “criadero de esclavos”, en donde, como si fuera un establo con animales de granja, hombres y mujeres africanos son comprados, vendidos, explotados y obligados a reproducirse para fines comerciales. Ambos hombres han tenido relaciones sexuales con cuanta joven esclava se les apetece. De hecho, es bien visto y tolerado en la región que los “amos blancos” dispongan de mujeres negras para sus favores sexuales. El mismo viejo Maxwell tiene una relación ambigua con Lucrecia Borgia (Lillian Hayman), el ama de llaves y “nanny” de la plantación, la cual afirma haber parido 24 niños, probablemente hijos del patrón. Ni Maxwell ni Hammond tienen consideración alguna por las mujeres ni por los hijos que han engendrado con ellas, los cuales son separados de sus madres y vendidos como cualquier otro niño nacido en la plantación. El viejo Maxwell en particular, constantemente demuestra su desprecio hacia los negros, considerándolos inferiores, pusilánimes y poco menos que bestias. Sobra decir que los esclavos de la plantación son atendidos en caso de enfermedad por el médico veterinario, en una muestra de su degradación a ”seres inferiores”.
En una ocasión, Hammond y su primo, Charles, visitan una plantación vecina, en donde reciben como obsequio dos mujeres negras, a modo de hospitalidad. Hammond elige a Ellen (Brenda Sykes), una chica virgen de la que termina enamorándose tras pasar la noche con ella.
Maxwell presiona a su hijo para que se case, pero Hammond tiene un defecto físico en una pierna, consecuencia de un accidente y se intimida ante las mujeres blancas, por lo que prefiere relacionarse sexualmente con mujeres negras. Pero lo cierto es que Hammond en realidad siente una atracción sexual y afectiva hacia mujeres de color, aunque admitirlo públicamente es considerado una vergüenza social.
Hammond elige como esposa a su prima, Blanche (Susan George), quien está desesperada por salir de su casa para escapar de su hermano Charles, con quién se da a entender que tuvo una relación incestuosa. Después de su noche de bodas, Hammond enfurece al descubrir que Blanche no es virgen. De regreso de su luna de miel, Hammond regresa a la plantación donde vive Ellen y la compra como su esclava sexual.
Hammond compra un esclavo llamado Ganímedes y apodado "Mede" (Ken Norton), el cual pertenece a la etnia africana de los mandingos, apreciados en el tráfico de esclavos por su gran fortaleza. Mede termina trabajando como luchador para Hammond, quién lo lleva a competir en numerosas luchas clandestinas, en las que Mede se ve obligado a matar a otros hombres de color como el, por el puro deleite de sus amos blancos. Además, también se le forza a relacionarse sexualmente con otra esclava mandinga, que resulta ser su propia hermana.
Mientras tanto, rechazada por Hammond, Blanche se convierte en una alcohólica descuidada. Mientras Hammond parte en un viaje de negocios, Blanche descarga su ira sobre Ellen al descubrir que está embarazada de su marido. Ellen sufre un aborto espontáneo. Maxwell le prohíbe a la joven contarle las circunstancias de su aborto a Hammond. Este último, para consolarla, le obsequia un par de aretes de rubíes, que ella usa mientras sirve la cena. Blanche enfurece al descubrir que Hammond favorece públicamente a Ellen.
Hammond parte a otro viaje de negocios, llevándose a Ellen con él. En un acto de despecho, una ebria Blanche obliga a Mede a sostener relaciones sexuales con ella. Lo cierto es que la mujer repite el acto, al sentirse sexualmente complacida por el mandingo.
La infidelidad de Blanche despertará todo un caos en la vida de los habitantes de la plantación pues, aunque socialmente es bien visto que un amo blanco se relacione con sus esclavas negras, el que una mujer blanca tenga sexo con un esclavo negro significa una total degradación social y física en la pobre y machista mentalidad de los lugareños. Y el pobre Mede recibirá la carga mayor del castigo…
“Mandingo” recibió críticas negativas tras su estreno. Fue catalogada como una película de explotación de gran presupuesto realizada por un gran estudio, algo insólito en Hollywood. Lo cierto es que la cinta examina cruda y meticulosamente los horrores históricos cometidos contra los afroamericanos.
La cinta tuvo ciertas variantes en cuanto a la novela original. Uno de los productores, Ralphe Serpe, declaró:
“Somos fieles a la historia del libro, pero no al espíritu”.
El actor Charlton Heston rechazó el papel de Maxwell y el papel de su hijo fue rechazado por Jeff Bridges y otros actores más.
En 1996, el director Quentin Tarantino citó a “Mandingo” y “Showgirls” como los dos únicos casos en los que un gran estudio hizo una película de explotación de gran presupuesto y en toda regla. La cinta de Tarantino “Django Unchained” (2012), tiene ciertas refrencias a “Mandingo”.
En 1976, la United Artists produjo la secuela de “Mandingo” titulada “Drum”. La cinta también fue producida por Dino De Laurentiis y dirigida por Steve Carver. Ken Norton, Brenda Sykes y Lillian Hayman regresan de la primera cinta, pero Norton y Sykes interpretan personajes diferentes. Warren Oates reemplazó a Perry King en el papel de Hammond. En la cinta participa también la actriz mexicana Isela Vega en el rol de la madre de Drum, hijo de Mede, interpretado por Norton La historia se desarrolla 15 años después de los acontecimientos de la primera película.
También en 1976, se produjo en Italia una película de sexploitation basada en el éxito de “Mandingo”. Llevó por título “Mandinga” y fue dirigida por Mario Pinzauti y protagonizada por la actriz italiana Paola D’Egidio, quién interpreta una mujer que se relaciona afectiva y sexualmente con un esclavo negro en una plantación de Luisiana. Este filme no tiene relación alguna con el argumento de ”Mandingo” o su secuela.
Si tienen la oportunidad, no dejen de echar un vistazo a esta película rara, marginada, pero brutalmente honesta y que nos recuerda que, los horrores sufridos por la población afrodescendiente en Estados Unidos y otras regiones del mundo, es solo una prueba más de que la miseria humana, tristemente, puede llegar a niveles aterradores.
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