Publicada en alejandrabogue.com (25/08/2021).
Por Luis Miguel Romero
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En América Latina, existe toda una galería de artistas LGBT+ que vale la pena colocar en un sitio de honor. Son figuras que, gracias a su valentía en su vida personal y a su talento en su vida profesional, han aportado un grano de arena en este camino por el reconocimiento y la dignificación del colectivo que sigue en pie de lucha. Una de las figuras más destacadas de esta región del mundo es la artista que en esta ocasión homenajeamos. En este espacio dedicado a la #MemoriaTrans, es momento de hablar de la artista y activista chilena Hija de Perra.
Nació el 7 de enero de 1980 en Santiago de Chile, Chile. Desde su infancia, siempre se destacó por su autenticidad. Según recuerdan algunos de sus allegados, desde muy temprana edad se interesó por temas relacionados con la política y las causas sociales. Su camino no fue fácil. Hace algunas décadas la situación y el entorno social para el colectivo LGBT+ se tornaba mucho más hostil que en la actualidad. Por fortuna, siempre contó con el apoyo de sus padres y de sus seres queridos más cercanos. También sentía un magnetismo especial por el escenario, pues le gustaba animar reuniones familiares. Creció en las periferias de la capital chilena por lo que, desde la infancia, tuvo contacto con el mundo de la prostitución, el crimen y la pobreza, lo cual impactó profundamente en sus sentido de la estética y en sus ideales. Estudió diseño de vestuario y una Licenciatura en Arte. Según lo revelado por la artista, el mote de Hija de Perra se lo debe a su abuela, con quien vivió en una etapa de su vida y así es como solía llamarle.
Comenzó su carrera en 2008 en el mundo del transformismo y el performance. El discurso crítico y agudo a la sociedad chilena de la época que presentaba en sus actuaciones, combinado con su peculiar propuesta estética considerada como bizarra, transgresora, mordaz e hipersexualizada, llamó mucho la atención, no solo del colectivo LGBT+, sino de otros círculos que comenzaron a difundir su discurso. En 2008 protagonizó la cinta chilena Empaná de pino, de Édwin Oyarce, considerada como una cinta de culto del género fílmico conocido como Horror bizarro. A raíz de su debut cinematográfico, comenzó a ser llamada la “Divine chilena”.
Los performances de Hija de Perra estaban dotados de una brutal expresión. Abordó temas muy diversos, no solamente enfocados a apoyar las causas del colectivo LGBT+, sino también a otros temas de interés social como la sexualidad, el aborto, la liberación femenina, la religión y la opresión social. Sus performances fueron considerados como tabú y censurados por los sectores ultraconservadores de la sociedad chilena, pero al mismo tiempo, le otorgó el reconocimiento de mucha gente, incluidos grupos activistas, museos, y hasta universidades, quienes comenzaron a darle espacio y foros para manifestar su discurso artístico.
Hija de Perra incursiona de manera activa en el activismo social. Realizó muchas charlas y conferencias en universidades chilenas para hablar sobre temas como las enfermedades venéreas. También participó en eventos como la Bienale de Arte y Sexo de Santiago y llegó a participar como diseñadora y modelo en diversos eventos. También irrumpió en el mundo de la música y fue vocalista de la banda Electromugre. Luego, integró el dueto Indecencia Transgénica, junto con la artista transformista Perdida. Interpretó muchas canciones que traían un trasfondo importante y con un mensaje social oculto tras la farsa y su “comedia indecente”.
En 2010, protagonizó el documental Perdida Hija de Perra, de Vicente Barrios Bordeu, el cual fue galardonado en el Diva Film Festival de Valparaíso y en el Festival de Cine Internacional de Iquique. Como actriz, participó también en el cortometraje Niño bien (2013) y en el largometraje Hembra (2013), de Isis Kraushaar y Cristobal Vargas.
Hija de Perra estuvo censurada por la televisión. Aunque concedió numerosas entrevistas, su nombre, su fuerte personalidad y su agudo humor cargado con un tajante discurso social, escandalizaron a este medio. En cambio, se volvió bastante popular en la prensa escrita. No ha existido una personalidad del mundo underground más transgresora que Hija de Perra en su país natal. Pero detrás de esa imagen considerada como bizarra, se encontraba un ser muy inteligente, sensible y con una claridad muy precisa sobre el impacto que su discurso tenía en la sociedad. Su talento como diseñadora era palpable en el ingenio de sus performances. Según sus propias palabras, un encuentro con La Prohibida, la legendaria artista española, le ayudó a apreciarse a sí misma y encontrar la belleza de su arte bizarro.
A mediados de 2014, Wally (así le llamaban sus más allegados, pues se definía como transformista), enfrentó ciertas complicaciones derivadas del VIH que padecía. Fue internada en una clínica donde permaneció ingresada durante 88 días por una encefalitis bacteriana. Murió el 25 de agosto de 2014, con solo 34 años. Su muerte ayudó a que Hija de Perra diera el paso consagratorio para convertirse en un mito de la escena y sub-cultura LGBT+ chilena. Justo al momento de enfermar, participaba en la película musical Tetoterpia, junto a la actriz transformista Irina La Loca.
El arte de Hija de Perra comenzó a encontrar reconocimiento internacional después de su muerte. En 2019, Hija de Perra fue objeto de un homenaje a su obra en la exposición Living in Foul, en el Museo de Arte Hessel de Nueva York.
Tras su muerte, su madre Rosa Peñaloza, incursionó en el activismo social y hoy en día participa en algunas causas sociales, principalmente enfocadas a causas LGBT+ y en la lucha y prevención del VIH / SIDA.
El legado de Hija de Perra es tangible en toda una generación de artistas, performers, transformistas y el colectivo LGBT+ de Chile y de otros países más donde su arte ha permeado. Su discurso permanece vigente a pesar del tiempo, pues la lucha por la dignificación del colectivo LGBT+ sigue en pie. Por ahora podemos divertirnos viendo sus actuaciones a través de medios digitales y aplaudir su obra, su estilo y su discurso. En este espacio, recordamos, respetamos y honramos su memoria con un sentido homenaje.
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